Empiezo a Caer | ALBALIA

33. Noche estrellada

Miércoles 13 del 03 del 2024, 20:13.

Barcelona.

ALBA

La espera se hacía derogar, ya llevaba 13 minutos esperando y por aquí no aparecía nadie. Me senté en el banco de enfrente del portal y esperé.

[20:13, Nat: Ya voy para allá, se había complicado una reunión, sorry 😫🥺]

Lo leí y seguí esperando a que se presentase.
Cuarto de hora después su característico coche apareció delante.

-Natalia: Siento haber llegado tarde —bajó la ventanilla—. Venga que llegamos tarde.
-Alba: ¿A dónde? —subí al coche—.
-Natalia: A un sitio —sonrió y arrancó—.

El trayecto se hizo en silencio, Natalia concentrada en la carretera y yo pensando a dónde íbamos.

-Alba: ¿Me lo vas a decir?
-Natalia: No, es más —sacó una bandana negra con patrones en blanco y me la dio sin dejar de prestar atención—, te vas a poner esto.
-Alba: ¿Para qué?
-Natalia: ¿Para qué crees Albi? —me miró un instante—.
-Alba: Ah, entiendo... —hice caso y me tapé los ojos—.
-Natalia: ¿Cuántos dedos ves?
-Alba: ¿Dos?
-Natalia: ¿Cómo te voy a poner equis dedos si tengo que estar conduciendo Alba? —rió—.
-Alba: ¡Nat! —exclamé intentado darla un pequeño codazo el cual fue fallido—.
-Natalia: Y la puntería qué, bien ¿no? —volvió a reír—.

Bufé y me callé concentrándome en el sonido del coche.

Un cuarto de hora después paramos.

-Natalia: Venga señorita que la ayudo a salir —cogió mi mano y me ayudó a salir sin ningún accidente del vehículo—. Va usted muy guapa, ¿tenía alguna cita o algo?
-Alba: Sí, con una moza —sonreí mirando a cualquier lado—.
-Natalia: ¿Y cómo es esa moza? —susurró cerca de mi oreja y mordiendo mi lóbulo haciendo que un escalofrío se instaurase durante unos segundos en mi cuerpo—.
-Alba: Morena, casi 2 metros de altura, y es muy cariñosa cuando se lo propone.
-Natalia: Me está dando envidia señorita Reche.
-Alba: Debería.
-Natalia: Ya hablaré con ella, pero por el momento, se va a tener que conformar con pasar esta maravillosa noche conmigo.

Agarró mi mano y me guió hacia algún lugar.

-Natalia: Espera aquí —me soltó y se escuchó el cierre de una puerta—.
-Alba: ¿Nat? —giré sobre mí misma para ver si la localizaba pero no, porque tenía la bandana—.

NATALIA

-Natalia: ¿Estáis preparados? —pregunté abriendo la puerta del sitio y asomándome—.
-X: Creo que es mala idea Natalia, cuando llegue no le va a gustar que estés aquí, además, no lo sabe —se acercó—.
-Natalia: Tranquilo Miki, no quiero pelear.
-Miki: Pero él sí.
-Natalia: Bueno, pues evitaré la pelea. ¿Cuándo llegaban?
-Miki: En unos minutos, les ha pillado el tráfico.
-Natalia: Perfecto, ahora shhh... —volví a cerrar la puerta y centré mi atención en Alba—.

-Natalia: ¿Estás preparada? —susurré en su oído—.
-Alba: Joder Nat, qué susto —se giró instintivamente hacia mí—. Supongo, no sé qué me espera.
-Natalia: En unos segundos lo descubrirás —agarré su mano y la llevé hacia dentro—.

La gente me miró y asentí, en unas milésimas de segundos se escucharon vitoreos y le quité la bandana.

-Natalia: ¡Sorpresa!

Su cara de asombro era la mejor.

-Alba: Nat... muchísimas gracias —miró su alrededor—. ¿Marina?
-Marina: ¡Hermanita! Cuánto tiempo ehhh... —la abrazó—.
-Alba: ¿Pero qué haces aquí? —se separó sonriendo—.
-Marina: Nada, que Natalia nos ha convocado.