Capítulo 14

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Steve caminaba lentamente rumbo al vestíbulo, no había podido decirle a Scott lo que pensaba y es que el simple hecho de plantearle la idea lo avergonzaba sobremanera, que entendiera lo que debía hacer y las implicaciones del acto que realizaría no hacían desaparecer el hecho de que era un virgen, como solían llamarle a su situación, en el burdel había visto y escuchado de primera mano todo lo relacionado al acto sexual pero era muy diferente cuando se imaginaba a sí mismo en esa situación, un sonrojo invadió sus rostro y lo tapó con el ramo de flores que traía en sus manos.

El sonido de la puerta principal abriéndose llamó su atención y por inercia caminó hacia el sitio, le resultaba extraño pues el Sr. Anthony estaba en casa, la Srita, Pepper no regresaría a la ciudad si no hasta mañana, el Sr. Edwin se encontraba en el pequeño huerto y Clint y Scott estaban en sus respectivos lugares de trabajo, entonces ¿quién podría ser?, nadie entraba a la propiedad sin saber el código de seguridad del portón principal, además de que la alarma de seguridad se habría activado de ser un intruso el responsable, pero no había escuchado nada.

Todos los pensamientos que habían estado rondando su mente se acallaron al ver a la mujer frente a él, si podía definirla en una palabra sería: Preciosa. Su cabello castaño ondulado caía con gracia sobre sus hombros y un mechón plateado delineaba la curva de su rostro, sus orbes de un vibrante color avellana eran resguardados por unas largas pestañas risadas, su piel lechosa era cubierta con un pequeño rubor en sus mejillas y sus labios rojos que escondían una perfecta dentadura blanca se mostraron al ella dedicarle una sonrisa que le robó el aliento. Sintió sus piernas flaquear al verla acercarse aun con esa sonrisa sobre sus labios y su mirada clavada a él, no pudo evitar mirar su cuerpo, un vestido color rojo al igual que sus labios se ceñía a su cuerpo dejando ver sus prominentes curvas al igual que unas bonitas y tonificadas piernas; un aroma a rosas rojas y a madera invadió sus fosas y sintió sus mejillas calentarse, intentó apartar la mirada pero le fue imposible, todo en ella le gritaba "Alfa", quiso dar un paso hacia atrás pero trastabilló y antes de que lo supiera la hermosa mujer lo tenía sujeto de la cintura.

—A ti no te conocía, Cariño ¿cómo te llamas?

—Steve —logró contestar con una voz que no reconoció como suya.

—Precioso, yo soy Margaret, dime Steve —aun sin romper el contacto—, ¿has visto a mi sobrino?

—¿Disculpe? —preguntó confundido, sintiendo el lugar donde ella lo tenía sujeto calentarse.

—Debes conocerlo, hueles a él —acercando su rostro a su cuello por un segundo para aspirar, segundo en el que sintió como su corazón se detenía—, sí, pero debo decir que tu aroma me gusta más —ampliando su sonrisa, haciéndolo sonrojar aún más si eso era posible—, manzanas y... canela, perfecto, yo puedo hacer desaparecer su aroma si tú quieres ¿te gustaría? —deslizando su mano solo un centímetro hacia arriba de su espalda, haciéndolo temblar.

—Yo no...

Fue en ese momento que ella apartó su mirada y su sonrisa cambió a una un poco más misteriosa.

—Tony —dijo mientras liberaba lentamente de su agarre al joven rubio.

—Tía Peggy —Steve le escuchó decir detrás suyo y un escalofrío recorrió su cuerpo, se giró en su dirección solo para darse cuenta de que el Alfa lo estaba mirando, se separó lentamente de la mujer apartando su mirada del hombre frente a él.

—Cariño, Steve... —mirando con una sonrisa al mencionado quien asintió en respuesta—, fue muy amable en recibirme.

—Yo no lo llamaría exactamente "recibir" Tía Pegs.

—Oh vamos, sabías que vendría, además mandé un mensaje —sonriendo socarrona.

—Segundos antes de abrir esa puerta, me parece —respondió en hombre con una sonrisa mientras se acercaba a ella.

IN HIS BLUE EYES - PRIMERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora