Capítulo 10

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Casi un mes había pasado desde el día de la visita del Dr. Banner a la mansión, mismo día en que Steve firmó su contrato con el Sr. Stark y recibió el paquete que el Dr. le había mandado; mes en el que el rubio empezó a conocer un poco más la vida a su salvador y jefe.

Por las mañanas era siempre lo mismo, Steve ponía la música y un segundo después tenía a un somnoliento castaño brindándole una sonrisa junto con "buenos días, Steve", después veía al hombre levantarse y dirigirse rumbo al cuarto de baño mientras pasaba gentilmente su mano por su rubia cabellera diciendo: "demasiado pulcro", despeinándolo solo un poco a lo que él siempre respondía con una sonrisa.

Una semana atrás el Alfa había tomado la costumbre de pedirle ayuda a la hora de escoger su traje y accesorios del día, mentiría si dijera que eso no lo ponía un poquito ansioso pues siempre temía hacer una mala elección pero lo aliviaba el hecho de saber que previamente el Sr. Edwin habría hecho una selección de los trajes de toda la semana, por lo que él solo tendría que escoger el orden y algo que combinara y al parecer siempre hacia la elección adecuada porque el Sr. Stark siempre le sonreía y decía: "pensaba lo mismo, gracias Steve".

Después de desayunar como se debía y no solo tomar café, pues al parecer era una nueva costumbre que el mayor había empezado, se iba a la empresa para volver más tarde, algunas veces con la Señorita Pepper y otras tantas, solo y cuando eso ocurría no se la pasaba en su oficina, sino que bajaba a su taller; era en esas ocasiones en las que al llevarle unos aperitivos mientras trabajaba en sus proyectos que pasaban tiempo juntos, pues él para esa hora ya habría acabado con sus tareas principales y solo subía si el Sr. Edwin lo requería o si en su defecto, era hora de irse a casa.

En esas pequeñas platicas habían compartido detalles de su vida, a Steve le gustaba mucho escuchar al Sr. Stark hablar sobre sus inventos, le parecía lindo como al castaño se le hacían unas pequeñas arrugas en la frente cuando estaba concentrado en algo o cuando se formaban unas pequeñas marcas en el borde de sus parpados al sonreír, había descubierto con sorpresa que odiaba las papas en cualquier forma pero que le encantaban a la francesa junto con su respectiva hamburguesa, las cuales al parecer comía muy a menudo, cosa por la cual lo sermoneó severamente, ya sin limitarse, pues habían establecido la confianza como para poder tratarse con más honestidad, aun no entendía como el hombre podía tener ese cuerpo tan bien formado con la cantidad de comida chatarra que consumía; también descubrió que el Sr. Stark pasaba demasiado tiempo en ese taller a lo que negó en desacuerdo diciéndole que debía al menos salir a dar un paseo por el jardín todos los días mientras el sol aun alumbrara el cielo y de paso ayudar a Scott a regar las plantas, a ver si así se bronceaba un poco, a lo que el mayor solo había reído fuertemente provocándole ponerse colorado, y también había descubierto que al mayor no le gustaba hablar de su niñez, pero que sin embargo recordaba con mucho afecto a sus difuntos padres porque muchas veces lo había atrapado viendo los retratos de los Señores Stark con una pequeña sonrisa en su rostro.

Se le había hecho costumbre preguntar por él con el Sr. Edwin al regresar en la noche a la mansión y casi siempre el mayordomo le respondía que aún se encontraba en el taller y le guiñaba cómplice, entonces él sabía que tenía permiso de ir y sacar a rastras si era necesario al castaño para que al menos cenara, aunque después se volviera a sumergir en su cueva si quería. Era la historia de todas las noches que cuando ya se encontraba en su habitación listo para dormir, le pedía a Friday, la IA creada por el castaño, que le mandara un mensaje que siempre decía lo mismo: "espero que ya no esté en el taller Sr. Stark", para después de un corto silencio terminar el audio con un "que tenga una buena noche, descanse", a lo que el castaño respondía con una foto de él justo al momento y un mensaje de buenas noches.

Steve mentiría si dijera que no le gustaba el Sr. Stark, no podía evitar seguirle discretamente con la mirada cada que lo tenía cerca o sonrojarse cuando le sonreía con frescura, había aprendido a no ponerse tan nervioso cuando el castaño se metía con él o cuando le guiñaba con coquetería pues ahora sabía que esa era su forma de ser, pero no por eso su corazón se agitaba menos cada que se comportaba así con él, algunas veces olvidaba que el hombre era mayor pues como el Sr. Edwin siempre decía "era de alma joven" a diferencia suya que siempre se había sentido más viejo de lo que era. Sonrió al ver la foto que el hombre le acababa de enviar junto con su respectivo mensaje de buenas noches, se le podía ver ya con su pijama puesta mientras se cepillaba los dientes, suspiró para después tomar el valor de mandarle una foto de él sentado sobre la cama igual con pijama, no espero por su respuesta si es que había una y solo se tapó de pies a cabeza con la cobija pues se sintió avergonzado por su osadía y mientras intentaba controlar los latidos de su corazón se quedó dormido.

IN HIS BLUE EYES - PRIMERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora