Capítulo 5

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Tony Stark no era alguien que se caracterizará por los sentimentalismos, siempre había sido frio y tajante con temas que concernieran al corazón, era bien sabido que sus relaciones duraban solo una noche y nunca se le había visto con una pareja por más de una ocasión, la única compañía constante del multimillonario era Virgina "Pepper" Potts, su secretaria ejecutiva, una Beta la cual se encargaba de gran parte de las industrias Stark y a quien todos respetaban tanto como a Tony al ser su codirectora, pues también era sabido que más que verla como a una empleada él la quería como a una hermana, tanta era su afinidad que muchos habían especulado sobre un posible relación, nada más alejado de la realidad, si supieran que la pecosa pelirroja era una "tirana" como solía llamarla el castaño, no pensarían lo mismo.

Y ahí estaba él, distraído, mirando por la ventana de su despacho cuando el sonido de papeles cayendo en su escritorio y la voz molesta de la pelirroja llenaron la habitación.

—Anthony Edward Stark ¿se puede saber en rayos estás pensando?, llevas todo el día así, solo me estás haciendo perder el tiempo.

—Perdona Pepper, no me di cuenta de la hora —espabilando y mirando los papeles—, ¿debo firmar estos? —señalándolos y al ver la respuesta afirmativa de la mujer no dudó en tomar el lapicero, no necesitaba leer ni uno, confiaba en ella.

—¿Ahora me dirás que te pasa? —sentándose frente a él mientras lo miraba comprensiva.

—Se trata de una chica, una niña más bien —recordando sus ojos azules y sonriendo por inercia.

—No lo puedo creer ¿cómo se llama? —acomodándose mejor en su lugar y sonriendo al ver a su amigo.

—Stephanie Rogers, la conocí ayer después de salir de la aburrida fiesta de Hammer, en un lugar muy poco ortodoxo, la rescaté y como no tenía donde ir, le ofrecí venir conmigo y le di una habitación para pasar la noche —ganándose una mirada escéptica por parte de la pecosa, la cual ignoró—, el punto es que hoy se fue, creo que se sintió avergonzada, debió pensar que la retaría o algo parecido.

—¿Qué fue lo que hizo? —curiosa por la respuesta.

—Fue una bobería —riendo por el recuerdo—, pero supongo que para ella no, me reprendió por no desayunar, al igual que una mamá y además me llamó quisquilloso.

—No veo el error —con una sonrisa.

—Calla Pep, el punto es que después de decirlo palideció y empezó a disculparse y salió corriendo, no pude detenerla, me tomó por sorpresa y cuando reaccioné, ella ya había desaparecido.

—Ya veo, ¿y porque tanto interés en ella?, digo, no es como si la fueses a ver después de hoy, tu plan había sido darle hospedaje por una noche y ya ¿no?

—Yo...

El sonido de la puerta los interrumpió dejando ver al fiel mayordomo adentrarse en la habitación, tenía en su rostro una sonrisa que jamás habían visto en el hombre.

—Señorito Stark, tiene una visita, lo espera en el lobby —señalando la puerta, invitándolo a salir.

—¿Quién es Jar? —levantándose y caminando a su encuentro, pues si el hombre había ido hasta su despacho para informarle debía ser alguien importante o no lo habría interrumpido.

—La señorita Stephanie Rogers, joven.

Menos de un microsegundo bastó para que su cerebro hiciera sinapsis y saliera corriendo con rumbo al lugar, sorprendiendo a la Beta quien jamás había visto a su amigo así, llevada por la curiosidad se encaminó junto con el mayordomo al punto de reunión.

IN HIS BLUE EYES - PRIMERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora