IN HIS BLUE EYES - PRIMERA PARTE

Capítulo 24

Frente al espejo, Tony se aseguraba que su aspecto estuviera impecable mientras su mirada se desviaba constantemente hacia el gran cuadro colgado en la pared, sonrió por inercia, aun recordaba el día en que Steve se lo había regalado, poco menos de cuatro meses habían pasado de eso, ese día el Omega había estado tan sonrojado que por un segundo temió se desmayara, pero el ver su sonrisa de alivio y sus orbes azules brillando de felicidad al decirle que le encantaba la pintura, habían valido por completo la pena.

Miró la hora en su reloj, cuatro de la tarde, debía apurarse o no llegaría a tiempo, después de todo no quería hacer esperar al joven rubio y es que no era un día cualquiera, hoy saldría a festejar su cumpleaños*1 con el Omega, habían planeado la cita desde hacía más de dos semanas, si es que se le podía llamar cita, suspiró. Desde ese día en el jardín algo había cambiado en su relación con el ojiazul y si se lo preguntaban, creía que se habían vuelto más íntimos, tanto que por momentos no definía bien que título le podría dar a su relación y no es que le gustara catalogar las relaciones, pero con todas las demás personas siempre había sabido exactamente en qué posición se encontraba, que suelo estaba pisando, pero con Steve era diferente, eran muy buenos amigos además de confidentes, eso era más que obvio, pero aún había un delgada línea que le impedía avanzar más allá con el joven, línea que sinceramente estaba empezando a incomodarle pues quería poder traspasar esa barrera entre ellos, aunque ahora que lo pensaba ¿el que por fin Steve lo llamara por su primer nombre sin usar honoríficos era un gran avance, no?, esperaba que sí, porque no planeaba dejar que el Omega volviera a usar el horrible "Sr." con él, primero muerto, suspiró.

Era precisamente en esos momentos, cuando se veía limitado, que siempre recordaba las palabras dichas por su Tía, "no lo presiones", ahora lo entendía bien, ella sabía que algo así pasaría si intentaba acercarse más, Steve aún era muy joven, tenía muchas cosas por vivir y descubrir, lo que menos necesitaba era sentirse obligado a tener una relación formal como lo que él estaba buscando, después de todo ya tenía 27 años, no se haría más joven, además de que su tiempo de andar jugueteando con Betas y Omegas había pasado, lo que ahora desea era un compañero con quien compartir su vida y su felicidad, un compañero de piel blanca como la nieve, labios rosados, cabello rubio y preciosos ojos azules que con su corazón puro y bondadoso se había abierto paso a través de sus pensamientos y su corazón, pero por el momento se conformaba con poder tenerlo cerca como su amigo, sonrió, si había esperado 26 años para conocerlo, seguro podría esperar otros 26 para poder llamarse suyo.

Definitivamente esta cita de cumpleaños la disfrutaría muchísimo más que la gran fiesta que Pepper habían montado para él en el hotel el día anterior.

Steve miró nuevamente su aspecto en el espejo, una mueca se formó en sus labios, no se sentía guapo, normalmente no era vanidoso, pero esta vez quería verse lo mejor posible, después de todo saldría con Anthony.

—¡Steven Grant Rogers, contrólate por favor! —se regañó, sintiendo su corazón acelerado y sus mejillas enrojecidas, pero no podía evitarlo, el hombre era tan único que no podía evitar seguir encontrando motivos para no enamorarse más, si eso era posible.

Fue su idea el invitarlo a salir, pues aunque había querido celebrar con él su cumpleaños, lo había rechazado cuando este lo había invitado a la gran fiesta que organizaría la Señorita Virginia, pero sinceramente en ese momento no se sintió cómodo con la idea de estar en un sitio como ese, definitivamente no habría encajado y todavía lo pensaba, aun así, no quiso dejar pasar la oportunidad de estar a su lado festejando una fecha tan importante aunque fuera un día después, así que lo había invitado y si bien en un principio había temido que el mayor rechazara su propuesta, cuando lo vio feliz por la idea todo el temor en su corazón había desaparecido.