Nellie había tenido una buena semana. Seguía manteniendo la clientela y ahora utilizaba carne de la carnicería, así que todo estaba en regla. Además, gracias a su nueva fuente de ingresos había podido pagar a varios de sus acreedores y vivía más relajada. Seguía echando de menos a Sweeney, claro, pero cada noche lloraba un poco menos que la anterior. En gran parte se debía a su nueva inquilina, era agradable hablar con ella. No intervenía mucho, solía mirarla con cierto desagrado y bebía bastante; era como el barbero pero en mujer. Y aún así, la morena la observaba con más atención, agradecía sus comidas y de vez en cuando le hacía algún cumplido. Seguía sin fiarse de ella, estaba segura de que ocultaba algo.
-Pero como tós aquí –murmuró la pastelera mientras recogía las últimas mesas-, mientras me pague y no se meta en mis asuntos, agradezco tener a alguien con quien charlar.
En eso pensaba cuando escuchó que se abría la puerta de la tienda. "¡Ta cerrao!" espetó sin levantar la vista.
-¿Mrs. Lovett? –preguntó una voz masculina.
La pastelera se giró con el ceño fruncido. Su fastidio tornó en espanto cuando vio a dos detectives enseñarle sus placas. Ocultó su temor y asintió. Sin soltar el trapo les preguntó en qué les podía ayudar.
-Verá, estamos investigando la desaparición del juez Turpin y del alguacil Bamford. Hace más de una semana que nadie los ve –explicó uno de ellos.
-Lo siento, querido, yo hace tiempo que no los veo. Igual algún día me los crucé en la plaza, pero por aquí no venían.
-Los vecinos nos han comentado que alguna vez acudían a la barbería de Mr. Todd.
Eleanor mantuvo el gesto de indiferencia, pero deseó disponer de los cuerpos de aquellos chismosos y usarlos para sus empanadas. Se encogió de hombros y comentó que era posible, pero ella no sabía nada, que le preguntaran a Sweeney.
-Nos han dicho que ya no vive aquí, no conocemos su paradero. De hecho, desapareció más o menos a la vez que el juez y el alguacil –comentó el otro policía suspicaz.
-Es verdad. Mi prima venía a pasar unos meses y ya habíamos quedao en que Sweeney se buscaría otro lugar pa entonces. No sé en qué agujero se habrá metido.
La pastelera empezó a sudar. Como encontraran al barbero, les diría que era mentira y estaba jodida, bien jodida. Eso si no lo estaba ya... Sospechaba que los detectives no le estaban dando toda la información para ver cuánto sabía. No confiaban en ella. Normal, los vecinos la odiaban: lo que habrían relatado de ella no sería nada halagüeño. Conociéndolos, la habrían acusado hasta de prostituirse... Aún así intentó tranquilizarse. Era imposible que encontraran nada: ya no quedaban cadáveres y había quemado todas las pruebas.
-Interesante... -murmuró uno de los hombres tomando nota en una libreta- La cuestión es que hemos investigado al señor Todd y... no existe. No aparece en ningún registro ni hay dato alguno sobre él. Entiendo que no es cosa suya, pero usted le alquiló su casa, ¿no le pidió la documentación para saber si es extranjero o...?
Dejó la frase en suspenso. La castaña empezaba a perder la paciencia. ¡El cabrón de Sweeney la había abandonado y aún así seguía dándole problemas! Pero no podía gritar ni mostrar enfado o su cama esa noche sería el suelo del calabozo. Así que se serenó y les explicó que no, no le alquiló el piso y nunca recibió dinero a cambio. Lo hizo como "acto de buena fe". Los policías intercambiaron una mirada cómplice. Eleanor estaba segura de que los vecinos habrían sugerido que eran amantes. En ese momento le venía bien: si lo que quería era su miembro viril no tenía por qué haberle pedido documentación alguna.
-Entiendo... Ya nos han comentado que estaban ustedes bastante unidos y...
-¡Ja! ¡Unidos! –se burló la pastelera sin poder evitarlo- Ya me hubiese gustao, pero pasó de mí como de la mierda.
ESTÁS LEYENDO
Quédate conmigo
FanfictionVoldemort manda a Bellatrix a una desagradable misión a la época victoriana. Por si sus problemas fueran pocos, pronto se cruza en su vida Eleanor Lovett, una pastelera envuelta en sus propios demonios que amenazan con destruirlas a ambas.