Capítulo 18

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Solo quedaba matarlo. Pero Bellatrix no lo tenía tan claro como aparentaba: si Sirius había aparecido ahí era por algo. La magia lo estaba usando para castigarla por cometer un asesinato, era poco probable que la forma de solucionarlo fuese cometer otro... Quizá al lanzar el avada moría ella también, al fin y al cabo él ya estaba muerto. O tal vez tenía alguna misión que cumplir, quizá la ayudaba con su labor, aunque fuese de forma involuntaria. ¿Y si solo se trataba de mostrar clemencia y no matarlo para que el tiempo siguiera su curso? O no, igual eran todo tonterías y asesinándolo solucionaba el problema sin repercusiones.

Por desgracia Bellatrix había aprendido que en la vida y en la Magia todo tiene repercusiones. Pero no quería que Sirius dedujera que le perdonaba la vida para sobrevivir ella; era capaz de suicidarse solo por fastidiar. Tampoco podía mostrarse blanda y misericordiosa, no resultaría creíble. Así que apuntó con su varita y empezó a murmurar: "Avada...". La mirada de su primo reflejo odio, rabia pero sobre todo alivio. Eso le dio a ella una buena excusa. Interrumpió la maldición y comentó:

-¿Sabes qué? He cambiado de opinión. Te voy a permitir vivir, dame las gracias.

-¿QUÉ? –exclamó él en absoluto agradecido.

-Es verdad que has asumido la muerte y sabes que no perteneces a este tiempo. Durante varios meses yo también pensé que morir sería mejor que vivir entre muggles del siglo XIX. Así que te voy a dejar libre. No serás capaz de suicidarte, el instinto de supervivencia es demasiado fuerte, así que vagarás eternamente por un mundo al que nada te ata, nada tienes que hacer y ninguna de las personas a las que quieres está viva. Me parece un buen castigo por tu insolencia.

Sirius cerró los ojos con rabia. Su prima era una gran torturadora: tenía toda la razón en sus deducciones. Él prefería volver al otro lado que vivir sin familia, amigos y escondiéndose de nuevo. Así que intentó mostrarle que era una mala idea:

-No puedo. Si me reconoce alguien por el cártel de Azkaban, estaremos en problemas. Los dos. Estamos juntos en esta mierda, no dudes que el Tiempo y la Magia así lo han querido.

-Transfórmate en chucho y ya está, nadie te reconocerá.

-¡Ja! –intervino Nellie- No durará ni una semana. En cuanto esté un par de días sin comer, cuando se quede más débil y no pueda defenderse, alguien lo convertirá en carne picada. Mrs. Moony ha acabao con todos los gatos del vecindario, un perro tan grande solucionaría su economía. Y sospecho que sucede en varias pastelerías...

Sirius la miró horrorizado. Ya llevaba varios días alimentándose únicamente de sobras que encontraba en la basura y sus músculos no estaban a pleno rendimiento...

-¿Ves como los muggles son alimañas? –le espetó Bellatrix a su primo- ¡Tuve razón todo este tiempo!

-Se puede quedar aquí unos días hasta que sea seguro que se marche... -sugirió Nellie.

-¡Pero qué dices, ha intentado matarme, el muy cabrón! –protestó la mortífaga.

-¡TÚ LO INTENTASTE CONMIGO! ¡Y LO CONSEGUISTE, MALDITA LOCA! –bramó Sirius.

Siguieron insultándose durante varios minutos. A Nellie le costaba aguantar la risa, la situación le resultaba bastante cómica: esos dos eran iguales. Finalmente, Bellatrix decidió consultarlo con la almohada, ya vería al día siguiente qué hacer con su primo. Optó por encerrarlo en el baño: ahí tenía todo lo necesario para cubrir sus necesidades básicas. Por supuesto a él no le hizo ninguna gracia.

-¿Qué quieres, que duerma en la bañera? ¡Y me moriré de hambre!

-Tengo ducha, no bañera, así que tú verás cómo te apañas. El jabón que uso es de coco, dale un trago si tienes hambre.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora