Nellie abandonó la tienda de Madame Lenoir con el corazón encogido. Aquella mujer se había convertido en alguien muy importante para ella, más de lo que creía. Se sentía mucho más segura con la morena viviendo arriba, gracias a ella logró olvidar a Sweeney y continuar con su vida. Todo iba mejor desde que la conocía. Se habían ayudado mutuamente cuando la policía o clientes molestos las acosaban, iban juntas a la iglesia y al mercadillo, compartían botellas de ginebra... Y ahora iba a perder a su única amiga, su único apoyo. Decidió que antes de rendirse, podía intentar hacerla cambiar de idea.
Entró de nuevo y su inquilina alzó la vista sorprendida.
-Puedo bajarte el alquiler, sé que es demasiao caro –confesó Nellie-. Quizá así no tengas que irte...
-El problema no es el dinero –respondió la bruja con suavidad.
-Ya... Sé que te arrepientes de lo que ha pasao, pero no tienes que irte por eso.
Bellatrix no contestó.
-He pensao –continuó la muggle sentándose en una de las sillas- que podemos volver a lo que acordamos: cada una hace su vida y le puedo pedir a algún cliente que te suba la comida, así ni siquiera nos vemos.
-¿Pero si no nos vemos qué más da que...?
La mortífaga se interrumpió y lo entendió: no la quería a ella sino su dinero. Esa idea le dolió más de lo que le hubiese gustado. "Mejor, así es más fácil" pensó para sí misma. Aún así, aunque lo deseaba con todo su ser, no conseguía odiar a esa muggle. Así que para solventarlo repitió su ofrecimiento:
-Dime cuánto dinero necesitas y te lo doy por no haberte avisado con más tiempo.
-¡No, no! –se apresuró a responder la castaña- No es por la pasta, es solo que me gusta que estés aquí, me siento más acompañada.
-Pero si no nos viéramos...
-Aún así. Me vale con saber que estás ahí. A veces oigo tus pasos y me tranquiliza saber que no estoy sola. O tus clientes bajan a tomarse algo después de las sesiones y me cuentan cosas que les has dicho y me divierte mucho. No sé... Sé que suena tonto pero me gusta tenerte aquí.
Bellatrix sintió una extraña calidez apoderarse de su cuerpo. Le inquietaban esas sensaciones que nunca había experimentado y que aquella muggle desataba con tanta facilidad. Aún así respondió que lo mejor era marcharse, por el bienestar físico y mental de ambas. Su casera no estaba de acuerdo:
-¡Nadie se enterará, te lo prometo! No hace falta que vengas a la iglesia, ni que bajes a beber por las noches, ni que duermas conmigo cuando estoy triste, ni que me escuches cuando hablo sin parar y nadie me aguanta –aseguró la muggle-. Con Sweeney no tuve na de eso y no... bueno, no fui infeliz. Así que no tienes que hacer na de eso, de verda.
Bellatrix, sentada frente a ella, la miró a los ojos retorciendo las manos en su regazo para que no se diera cuenta de que temblaba de la angustia. En un susurro, respondió:
-El problema es que quiero hacerlo.
Nellie estuvo a punto de pedirle que lo repitiera, pero supo que ya le había costado mucho decirlo una vez. Intentó contener la emoción y con más alegría en el rostro y en la voz confesó:
-Yo no me arrepiento de haber estao contigo, aunque puedan encerrarme por eso. Aquí nadie se entera de na, te lo aseguro, cada uno va a lo suyo, la gente ya tiene bastante con intentar no palmar de hambre... Creéme, yo y Mr. T pasamos meses...
Bellatrix enarcó una ceja. La castaña suavizó la confesión:
-Pasamos meses dedicados a actividades no del todo éticas y aquí paz y después gloria. Si no hubiesen desaparecido esos dos, claro... Pero me refiero a que nadie se entera de na.
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Quédate conmigo
FanfictionVoldemort manda a Bellatrix a una desagradable misión a la época victoriana. Por si sus problemas fueran pocos, pronto se cruza en su vida Eleanor Lovett, una pastelera envuelta en sus propios demonios que amenazan con destruirlas a ambas.