Bellatrix pasó la noche y la mañana siguiente organizando su equipaje en un bolso encantado. Por suerte o por desgracia, el mundo muggle de hacia un siglo se parecía mucho al mundo mágico actual, así que su ropa encajaría perfectamente. Metió libros, dinero tanto mágico como muggle que cambió en Gringotts y varios utensilios que creyó que podría necesitar. A lo que más tiempo dedicó fue a las pociones. Su hermana la ayudó, ese siempre fue su fuerte.
Narcissa lloró cuando le reveló en qué consistía la misión; a nadie más le permitió decírselo Voldemort y a ella únicamente porque necesitaba su ayuda. La rubia le entregó decenas de filtros y pociones de todo tipo, pequeños frascos con encantamientos de fondo infinito repletos de ingredientes exóticos y varios manuales para su elaboración. Bellatrix lo almacenó todo con mucho cuidado. El resto del día lo dedicó a repasar el mapa de Londres del siglo pasado para decidir dónde debería establecerse. Su hermana también la ayudó con eso:
-¿Pero qué tienes que hacer exactamente?
-Encontrar a la persona que fabricó la poción y robársela, conseguir la receta o lo que sea.
-¿Y cómo lo vas a hacer si no tenéis ni idea de quién lo hizo? ¿Preguntando por ahí?
-El Señor Oscuro me ha advertido que debo evitar lo máximo posible el contacto con magos. Si cualquiera de nuestros antepasados o alguien que me conoció en esta vida (Dumbledore tiene dieciséis años en el año al que voy) me viera, o algún auror descubriera que soy bruja y sucede algo conmigo... sería una paradoja en el tiempo y me quedaría atrapada en un bucle para siempre. Por eso lo mejor...
-¡Pero qué horror, Bella, no puedes ir, es demasiado peligroso!
-Sabes que no tengo opción, Cissy –replicó exasperada-. Por eso lo mejor será fingir ser muggle y vivir en el mundo muggle.
Narcissa chilló horrorizada. Su hermana le espetó que si esa era su forma de ayudar, mejor se largara. La rubia se disculpó, era cierto que Bellatrix ya tenía bastantes problemas.
-Como te decía, en el libro se insinúa que la poción circuló por el mundo muggle. No sabemos si sería un mago de incógnito que se refugió entre los muggles para que nadie robara su fórmula o si fue algún muggle quien la diseñó; ya sea por error o por decisión propia. Tendré que investigar, no sé. La verdad es que no sé ni por dónde empezar, pero dispongo de un año y no tendré nada más que hacer así que...
La pequeña se dio cuenta de que su hermana intentaba ser positiva y estaba haciendo esfuerzos notables por no echarse a llorar. Intentó animarla asegurando que un año pasa como una snitch, que nada sería peor que Azkaban y que volvería a tiempo para la guerra. La morena asintió fingiendo que algo de eso la animaba. Cuando llegó la hora indicada, se abrazaron y se despidieron.
Voldemort le ofreció su brazo a Bellatrix y los apareció directamente en la Sala del Tiempo del Departamento de Misterios; ser tan poderoso le permitía hacerlo. Era de noche y todo estaba desierto, no encontraron a nadie. Con un par de complejos hechizos, la varita de sauco logró reparar el armario evanescente para hacer un viaje al pasado y otro de vuelta transcurrido un año. El mago oscuro le dio las últimas indicaciones:
-Exactamente ahora dentro de un año, el hermano de este armario en el Ministerio de Magia de 1897 se activará. Debes estar dentro o no tendrás otra oportunidad. No hagas nada que pueda afectar al futuro: puede ser que mates a alguien aparentemente insignificante, resulte ser el fundador de San Mungo y todos los que allí nacimos, nunca habremos nacido. ¿Lo comprendes?
-Sí, mi Señor.
-Muy bien. Cuando llegues, aunque sea tarde puede que haya vigilantes. Tápate bien con la capa, al verte salir de esta cámara pensarán que eres una innombrable y podrás marcharte del Ministerio sin que te hagan preguntas. No vuelvas a la zona mágica a no ser que resulte imprescindible. Como pone en el libro, la poción se descubrió en el mundo muggle.
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Quédate conmigo
FanfictionVoldemort manda a Bellatrix a una desagradable misión a la época victoriana. Por si sus problemas fueran pocos, pronto se cruza en su vida Eleanor Lovett, una pastelera envuelta en sus propios demonios que amenazan con destruirlas a ambas.