La luz del día aún no entraba por el ventanuco de la habitación cuando Bellatrix se despertó. Calculó que serían las cinco de la mañana. Era domingo, no tenía que madrugar, pero como se había acostado pronto ya no tenía sueño. Meditó si levantarse cuando recordó que no estaba sola. En la penumbra descubrió que su posición se había invertido: ahora era ella la que estrechaba el cuerpo de Nellie junto al suyo. A pesar de que ya era verano y odiaba esa época, el calor del cuerpo de la muggle era agradable. Le acarició el estómago sobre el camisón de forma casi inconsciente. La pastelera no tardó en responder pegándose más a ella y frotándose contra su cuerpo.
Bellatrix juntó los muslos nerviosa. Entonces sospechó que no era la única que estaba despierta. El patrón de respiración de Nellie había cambiado: era más rápida y agitada que minutos antes. ¿Estaba fingiendo? La bruja decidió averiguarlo. Deslizó al muslo la mano que tenía en su cintura y empezó a aricarlo. Sin ser consciente de lo que hacía, le subió el camisón con lentitud hasta casi alcanzar sus bragas. Notó entonces cómo su respiración se entrecortaba: estaba despierta. Pero seguía sin reaccionar. Despacio, recreándose en cada curva, abandonó el muslo y dejó que su mano trepara por su cuerpo. Cuando llegó al hombro, se lo acarició con delicadeza y seguidamente le bajó el tirante. Pasó a su clavícula, perfectamente marcada. Acarició su pecho, llegando al impresionante escote en el que muchas veces, sin poder evitarlo, su vista se perdía.
Y hasta ahí llegó el fingimiento. Nellie se giró con rapidez y sin darle tiempo a reaccionar, la besó. Cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer, se apartó avergonzada. Movimiento innecesario: Bellatrix la atrajo de nuevo y le devolvió el gesto. Empezó también con timidez, pero enseguida escaló en intensidad. Entrechocaron sus lenguas con ansiedad, recorriendo sus bocas y atesorando cada nueva sensación. Ninguna de las dos había sentido nunca algo tan fuerte, tan acalorado, salvaje y a la vez casi poético.
-Joder –susurró la bruja casi sin voz cuando se separaron.
Pero su compañera no pensaba parar ahí. Se tumbó sobre Bellatrix y volvió a besarla mientras acariciaba su rostro. A su vez, la mortífaga deslizó de nuevo la mano a su muslo y le subió el camisón hasta la cintura. Le manoseó el trasero con menos delicadeza y más ansiedad de la que le hubiese gustado. Pero ya era tarde para detenerse. Sin necesidad de mediar palabra, Nellie se sentó sobre su cintura y se quitó el camisón (que no recordaba haberse puesto). Al instante Bellatrix se incorporó y se metió uno de sus pechos en la boca.
-Mmm... -gimió la muggle cerrando los ojos con placer.
Con una mano la bruja apretó su espalda para poder devorarla mejor y con la otra empezó a pellizcar el pecho que quedaba desatendido. Alternó ambas acciones durante unos minutos en los que la muggle no paró de gemir ni de frotarse contra ella. Cuando logró ser dueña de sus actos de nuevo, Nellie murmuró:
-Es de mala educación que tú me estés sobando y yo no pueda, amor –informó.
-Joder... -masculló la bruja intentando recuperar el aliento- Nunca había hecho esto pero te me pienso comer entera.
Nellie rió complacida y respondió:
-Lo mismo digo, cielo. Solo que tú me estás sobando las tetas y yo aún no he visto las tuyas. Vamos, enséñamelas, es lo justo – murmuró mientras le quitaba el camisón a su compañera.
A pesar de la escasa iluminación, la muggle pudo vislumbrar que aquella mujer tenía el cuerpo de una diosa, con curvas perfectas y abdominales marcados. No tenía ni idea de qué ejercicio haría para mantenerse así, pero estaba muy a favor. También lucía algunas cicatrices casi invisibles y en su trastornada mente aún la excitaron más. Se volvió a tumbar sobre ella y la besó llevando ambas manos a sus pechos. Pronto comprendió que los hombres estuvieran tan obsesionados con sus tetas, eran realmente agradables de sobar. Notó cómo los pezones de la bruja se endurecían entre sus dedos y disfrutó de los suaves gemidos que le arrancaba a su compañera. A pesar de que nunca había disfrutado así, Nellie estaba bastante nerviosa. No tenía ni idea de cómo hacer aquello y le daba miedo equivocarse. Aún así decidió intentarlo.
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Quédate conmigo
FanfictionVoldemort manda a Bellatrix a una desagradable misión a la época victoriana. Por si sus problemas fueran pocos, pronto se cruza en su vida Eleanor Lovett, una pastelera envuelta en sus propios demonios que amenazan con destruirlas a ambas.