Lover (You Belong With Me)

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No podía creer que en una semana todo cambiaría.

Desde aquel sábado y aquella estupida discusión que Tom y yo tuvimos no lo he vuelto a ver o a hablar con él.

Parecía que mis mensajes no le llegaban y mis llamadas siempre iban directo al buzón, era como si el chico no me quisiera más en su vida.

Y eso lo fui confirmando cuando noté que su ropa iba desapareciendo de nuestro armario.

Iba todos los días a casa de mis padres con la esperanza de verlo, pero nunca salía, o al menos cuando yo estaba por ahí.

En los medios habían fotos de Tom saliendo de bares en un estado alcoholizado muy notorio.

Era lunes, esta vez ni siquiera tenía ganas de ir a casa de mis padres, estacione el auto afuera de nuestra casa y baje de ahí.

Cuando estaba por abrir la puerta alguien me ganó y esta se abrió enfrente mío, dejando ver a Tom.

-Hola- susurró.

-Hey- salude de vuelta.

Dio unos pasos atrás y me dejó entrar, me fue imposible no mirar qué llevaba una maleta consigo.

-Si ya no vivirás aquí es mejor que me lo digas antes de que no encuentre nada tuyo- dije mientras dejaba mis cosas en el perchero.

-Descuida te mantendré al tanto- murmuró mientras pasaba su mano por su cabello, peinando este.

La respiración se me corto cuando noté que no portaba su anillo de matrimonio.

-Entonces, ¿debo de quitármelo también?- pregunté señalando las sortijas.

Tom dejó la maleta que traía en el suelo, sus brazos me rodearon, me sentí completa nuevamente, pero aún así tenía ganas de golpearlo.

Me separé de él y fui por uno de los cojines que estaban en la sala, empecé a golpearlo con este.

-Auch, oye... está bien, puedo hacer lo mismo que tú- dijo y tomó un cojín para pegarme a mi con este.

Mis brazos se cansaron después de varios golpes consecutivos que le metí. Baje estos rendida y limpie mi cara, ni siquiera había notado cuando empecé a llorar.

Los brazos de Tom volvieron a rodearme, escondí mi cabeza en su cuello y seguí llorando.

Después de varios minutos me separé de él, tenía su nariz rojiza y varias lagrimas esparcidas en sus mejillas, las cuales limpie.

-Podemos decirle a Lyd que nos ayude, ya sabes, tú ya no portas la sortija y...

-No quiero separarme de ti nunca- respondió- Creí que dolería menos si no miraba el anillo en mi dedo- metió su mano a su bolsillo y sacó su anillo- Lo traigo conmigo siempre.

Tome la sortija y volví a colocársela.

-¿Te irás otra vez?- pregunté.

-Nunca me he ido- murmuró- A veces vengo y me quedo dormido en el sofá y salgo antes que te despiertes.

-Eres un loco, te dije que estaría esperándote, pudiste ir directamente a la cama.