Capítulo 18. Algo inesperado

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Podrías hacerme sufrir de muchas maneras, pero una de las peores era que el destino decidiera que lo mejor era que me enfermara. No de una gripe, o un resfriado común, sino de algún problema estomacal no identificado.

Había pasado un mes desde que volvimos del viaje de Venecia, y os confieso que marcó un antes y un después en nuestra relación. Ahora la consideraba perfecta, mucho más que antes.

Nuestra visita a casa de mi padre terminó dos semanas después, y nos marchamos para emprender unas mini vacaciones. Disfrutando de nosotros mismo. Dando largos paseos en las míticas góndolas de la ciudad, comiendo como nunca lo habíamos hecho, huyendo de los periodistas que perseguían a Blake hasta la saciedad, y uniéndonos aún más, mientras los recuerdos se almacenaban en la parte feliz de nuestro cerebro.

Habíamos construido algo tan maravilloso en ese viaje que temí perderlo cuando volviésemos a la normalidad. Pero nada de eso ocurrió. Blake sigue siendo él, tan frío con los demás y tan diferente conmigo. Él es así.

Aunque lo que no esperé es que me ocurriera todo lo que me estaba ocurriendo. Todo iba de mal en peor conmigo.

Los mareos eran intensos, la fatiga estaba ahí en todo momento y lo peor, comencé a vomitar. Nunca me gustó estar enferma, pero a estas alturas ni siquiera tenía ganas de moverme del sofá.

Me pasaba horas allí, leyendo un libro, si podía. Viendo la televisión si lograba ver algo, o simplemente durmiendo. Que era otro síntoma de que probablemente estuviera cruzando al otro lado.

Cuando Blake llegaba de sus entrenos, me ayudaba a ir a la ducha y para no morir en el intento debido a que estaba mareada constantemente, me ayudaba a hacer absolutamente todo. En serio, me desplomaba si me soltaba una milésima de segundo. Después volvía a la cama. Aunque lo único que hacía bien era beber agua, y sin ayuda, obvio.

- ¿Cómo estás? - Me preguntó dejando su mochila en el suelo, y sentándose a mis pies.

- Meh. - Le hice saber.

Se acercó a mí y me besó la frente.

- No tienes fiebre, no entiendo que te ocurre.

- Habré pillado frío.

- No lo sé. - Suspiró. - Deberías ir al médico.

- No, no iré.

- Bien, como quieras, no pienso insistirte más.

Me había repetido tanto aquello que estaba cansada de escucharlo.

- ¿Te apetece comer algo?

Solo con pensar en la comida mi estómago refutaba el momento completamente.

Me desperté rápidamente del sofá y corrí hasta el baño. No os contaré lo que ocurrió allí dentro.

Me heche agua en el rostro y me cepille los dientes rápidamente antes de que pudiera ocurrirme otra cosa.

Blake me esperaba apoyado en el marco de la puerta.

- No estás bien. - Afirmó.

- Cállate y ayúdame. - Le ordené.

Alcé el brazo para que supiera que me tenía que cargar y llevarme de nuevo hasta el sofá.

- Eres una abusona.

Refunfuño mientras caminaba conmigo hasta el sofá.

- No lo soy. - Me heche la manta encima. - Estoy enferma.

Rodó los ojos y me dio la espalda.

- Te preparé un té.

Seguí mirando la televisión, me había enganchado a una de esas novelas turcas y no dejaba que nadie me quitará mi momento.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora