𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔

Capítulo 22. Presentimiento

Blake

48 horas desaparecida

Dos días sin Bella, una eternidad para mí.

Dos días sin acariciar su piel. Su cabello. Sin sentir su tacto en la fría y oscura madrugada.

Dos días sin escuchar su risa, su voz.

Dos días sin ver aquella sonrisa que podría curar cualquier enfermedad si se lo propusiera.

Dos días sin descanso, buscando maneras que pudieran ayudarme a dar con ella. Sin a penas comer.

Dos días.

Lo pensaba. El hecho de que ella estuviera sufriendo me hacía llevar un nudo en el estómago en cada momento del día y de la noche.

No podía estar bien, si ella no lo estaba.

El padre de Bella, Kevin, y su madre, Katherine, habían llegado en el primer vuelo de la mañana, y se estaban alojando en casa. Katherine estaba desolada, y Kevin, a pesar de las múltiples peleas que tuvieron en el hospital aquella vez, la consolaba todo lo que podía.

Aún así, con tanta gente en casa, me sentía solo.

El detective que llevaba su caso volvió. Y a él sí que lo colgaré de una farola. Sus palabras no tenían sentido. Me hacía entender que Bella no significaba nada para él, y lo entiendo, no la conoce. Pero se supone que esta aquí para ayudarnos a encontrarla, no para hacer que quiera dispararle todo el rato.

- Solo estoy diciendo que las primeros cuarentena y ocho horas son cruciales. - Afirmó una vez más.

Me negaba a creer que lo que había escuchado salir de su boca era mentira, o quizás una alucinación que había probado el estrés y la ansiedad que me generaba la situación.

- No, usted está insinuando que probablemente Bella esté muerta. - No quería alzar la voz. - Si usted no se encarga de traerla aquí. - Señalé el piso. - Lo haré yo y me dará igual violar cualquier estúpida norma que se atreva a poner.

- Podría detenerle.

- ¿Denerlo? ¿Por qué? Porque quiera encontrar a mi hija antes que usted. - Kevin comenzaba a perder los nervios. - Es que a caso en esta ciudad no hay ni un jodido policía que valga la pena. Es una niña, encárguese de traerla sana y salva.

- Me esta ofendiendo.

La farola y yo probabalmente lo hagamos más.

- Usted nos está ofendiendo a nosotros con esos comentarios. - Suspire para tranquilizarme. - Dedíquese a hacer su trabajo y no a hacer premoniciones de vidente jubilado.

- Bien, les haré un par de preguntas.

Bella nunca estaría de acuerdo con que les hablará de esta forma o de que los juzgara, pero se trataba de ella. Me daban igual los demás en este momento.

- La señorita Bella Hadid, ¿tenía algún enemigo?

- Enemigos como tal, no. - Comencé a hablar, y obtuve la atención de todos. No sé como se atrevía a hacer estas preguntas a estas alturas. - Mara Freys, siempre odio de manera permanente a Bella. Quizás ella haya tenido algo que ver con esto.

No me dio miedo o lastima culpar a Mara. Eramos amigos antes de que me traicionará, y que a cambio de aquello, me costará lo único que valía la pena en mi vida.

- Es una acusación bastante fuerte, ¿está seguro de hacerla?

- No estoy acusando. - Mentí. - Le estoy dando una información que podría servirle.