Capítulo 6. Química

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Blake volvía a estar tan solo a metros de mí al despertarme. Anoche volvió a quedarse conmigo, a pesar de que creí que estaría molesto. Aunque quién sabe, es Blake, el chico mas complicado de entender que he conocido. Se veía agotado, y el sofá comenzaba a ser una molestia para mí, ya que sabía que no resultaba de lo mas cómodo. Pero a pesar de eso, él me acompaño durante estos días. 

Ya, Bella, no empieces.

Escuche a Blake aclararse la garganta y cerré los ojos rápidamente. ¿Por qué? No tengo ni idea.

- Sé que estas despierta. - Se incorporó.

- No, no lo estoy. 

- Ahora sí.

Me incorporé también como pude y lo observé mientras se movía por la habitación en busca de su bolsa. 

- Aprovecha la invitación de mi restaurante para la cita con tu doctorcito. - Insinuó mientras se quitaba la camiseta. 

- ¿Me reclamas algo?

Estaba de espaldas a mí, o sea que no podía ver como se caía la baba por él.

- Obvio que no. - Negó con la cabeza mientras reía de forma silenciosa.

- Eres igual de idiota.

- Ya, puede que lo sea más. - Se molestó. - Quizás debamos tener una cita doble.

¿Cita doble? Eso quiere decir qué . . .

- Ajá sí, ¿con quién se supone qué irás?

Sin decirme nada se encerró en el baño y la ducha comenzó a sonar segundos después. Era idiota y él lo sabía. ¿Qué mierda se supone que significa cita doble? Se merece que le rompa sus partes de una patada. Soy su ex novia, mierda. ¿Qué pretende? ¿Qué me ponga celosa? Por favor, no tengo quince años, los aparento pero no los tengo. 

Necesitaba saber quién era la chica que se traería, sino me daría un infarto en el mismo hospital. Aunque si quiere jugar, jugaremos. 

Volvió a salir de la ducha, con un pantalón de tejano de color negro. ¿Por qué le queda tan bien al desgraciado? Las gotas de su cabello mojado caían en sus hombros y se deslizaba por su torso hasta llegar a su abdomen, y a su misma vez por su espalda, la cual ahora mismo me parecía de lo mas perfecta. Mientras se ponía la camiseta sus músculos se tensaban de forma lenta y bastante agradable para mi vista.

- Si sigues mirandome de ese modo pensaré que aún te pongo. - Dijo con su sonrisa arrogante y llena de ego.

- En tus mejores sueños.

Me pones no, me súper pones. Estas para mojar con pan. Los años no pasaban ni para Blake, ni para su cuerpo sacado de una novela erótica.

- Cuando te recuperes, saldremos. - Me hizo saber mientras cerraba su bolsa.

- De acuerdo. - Necesito algo para contraatacar. - ¿No se pondrá celosa tu novia si me llevas todos los días al hospital?

- No he dicho que tenga novia. - Me hizo saber. - Y aunque la tuviera, me daría igual. Tú eres importante para mí, no dejaré de lado eso.

No dije nada, porque sus palabras fueron suficientes para que mi corazón girará cual peonza. ¿Acababa de decir eso?

- Me tengo que ir, nos vemos esta noche. - Llegó hasta la puerta. - Saluda a tu doctorcito de de mi parte.

Salió por la puerta con su sonrisa triunfante y nada egocéntrica, por supuesto.

El condenado sabía como conquistar a sus víctimas, y a mí, me tenía comiendo de su mano. Aunque no dejaría que él supiera eso, mi orgullo y dignidad se mantendrían firmes, de eso estoy segura.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora