Replantearme todo hasta el punto de no saber ni siquiera quién soy, esa era mi especialidad. Vi el amanecer una vez más mientras pensaba en el chico que tenía a tan solo unos metros de mi cama. En él, y en el tiempo pasado, en el cual terminé más herida que ahora.
- Siempre has sido de pensarte mucho las cosas. - Escuche la voz de Blake, sí, la voz de Blake por la mañana, casi me da un orgasmo allí mismo. - Deja de hacerlo. - Me ordenó.
Contente Bella, contente.
Todo él era tan sexi, tan atractivo, pero su voz por la mañana era como una bendición. Podría curar enfermedades si quisiera. Bueno, no tanto, pero era bastante orgásmica.
- ¿Qué? - Pregunte, ya que había desconectado todo mi sistema inmunitario cuando comenzó a habar.
- Nada.
- Si no pensara tanto, haría estupideces como hice hace años.
¿Fue una indirecta? No lo sé, porque ni siquiera sabía lo que decía estando él a mi lado.
- Me tengo que ir. - Se incorporó.
- De acuerdo.
La tensión entre nosotros era clara. Ninguno de nosotros estaba cómodo al lado del otro, y puede que eso sea una prueba de que lo nuestro jamás volvería a funcionar.
Blake se marcho sin decirme nada más. Después, de tantos años, sentí que lo conocía menos de lo que creía. Sentí que el mítico nosotros, o el tú y yo, se había esfumado por completo y la nostalgia se apoderó de mí.
Me reniego tantas veces al día, desde que nos volvimos a cruzar, que no volveré a sus brazos, que no caeré en sus riendas y quizás me arrepiento un poco. Porque Blake despierta en mí algo de lo que nunca logre desprenderme. Un amor del que tengo la inteligencia suficiente, para saber que en su día fue tóxico, y el cual nos hirió a los dos de forma brusca y repentina.
Pero por otro lado, no sé si la actitud de Blake me aterra o me provoca algo de felicidad. Esta aquí, conmigo, corrección, estuvo. Siendo tan amable, y ni siquiera sé como debo tomarme todo esto.
El ruido de un mensaje que acabó de ser enviado a mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Lo cogí con cuidado, ya que aún me seguía molestando el costado derecho. Era mi hermano, me avisó de que estaban por llegar al hospital y qué me traían un rico café y algo de bollería para alimentar a la fiera que tengo como estómago.
También esperaba la visita de la enfermera del turno de mañana, la cual me agradaba bastante. Pero en su lugar llego mi querido médico, Cole. Este chico es otra tentación que Diosito a querido poner en mi camino. ¿Por qué? Pregúntale a él.
- Parece qué no le caigo muy bien a tu amigo. - Bromeó.
Crees bien, amigo médico.
- No, para nada. - Mentí. - Él no suele ser muy amigable.
Curo las heridas y después volvió a vendarlas.
- A las once vendrán a recogerte para la radiografía. - Continúo diciéndome mientras seguía escribiendo cosas en su carpeta. - Probablemente mañana recibas el alta, no creó que debas estar mas tiempo encerrada aquí.
- Gracias.
En ese momento Abby entro por la puerta, y supe que eso no sería bueno.
- Oh, hola, vaya, estas acompañada. - Ojeo a Cole de arriba a abajo y volví a temer por mi vida al ver como me miraba.
Negué disimuladamente con la cabeza, mientras ella sonreía.
- Buenos días, soy Abby, cuñada y amiga de Bella.
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𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔
Romance☾︎ 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊 ☽︎ *EN EDICIÓN* Eran únicos juntos, inigualables separados y tan distintos al compararlos. Bella y Blake eran jóvenes e inexpertos en el amor, y eso conllevó a que los baches fueran algo primordial en su relación, y a causa de...