Capítulo 15. Nunca lo hiciste

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Un día nuevo, al atardecer, mientras la poca luz que entra por la ventana ilumina la habitación, Blake me observaba mientras terminaba de prepararme para la cena que el club de fútbol había preparado.

Al pasar unas horas decidimos irnos, ninguno de los estábamos de humor para estar rodeados de nadie. Quizás solo queríamos disfrutar más que nunca de nosotros mismos.

El alcohol no fue algo primordial en nuestro cuerpo para que ocurriera aquello que nos unió un poco más aquella noche.

Juraría que el camino desde el restaurante hasta casa fue eterno. Blake me acariciaba el músculo que ahora se encontraba semi desnudo debido a la raja que adornaba el vestido.

No era un momento sexual, sino todo lo contrario. Era tierno y romántico, el hecho de que lo hiciera intencionadamente me dio un vuelco al corazón. Solo me apetecía estar con él.

Deje caer mi mano en la suya, mientras miraba por la ventanilla. Él pareció percatarse, y sonreír durante unos segundos para después seguir atento a la carretera.

Subimos a casa en silencio, con él pasando su mano por encima de mis hombros y dejándola ahí hasta el final del trayecto, que concluyó cuando llegamos al interior del apartamento.

Entre en la habitación y me comencé a quitar la ropa y a dejarla encima de la silla. Me puse una camiseta de Blake que deje estratégicamente encima de la cama antes de irnos, y en el baño me lavé el rostro quitándome todo resto de maquillaje. Y con un moño deshecho y descalza caminé hasta la cocina, donde Blake se encontraba sirviendo unas copas de vino.

- Deja de quitarme la ropa. - Se quejó.

- Nunca te han dicho aquella frase.

- Sorpedeme. - Me extendió la copa.

- Lo tuyo es mío, y lo mío también.

- Creó que no es así.

- Ya bueno, ¿quién te a dicho que no la cambiaría para hacerla a mi estilo?

- Cierto.

Tomé un trago corto mientras sonreía.

Blake salió de la cocina, dirigiéndose a la habitación. También me levanté del taburete, cogiendo nuestras copas y sentándome así en el pequeño sofá de la terraza.

Él llegó minutos después hundiendo el hueco que quedaba a mi lado. Me tomé la libertad de echarme encima de sus piernas, y disfrutar del oscuro manto que adornaba el cielo.

- Bella. - Llamó mi atención. - ¿Crees que debimos darnos esta oportunidad?

- Sí. - Dije sin dudarlo.

- ¿Por qué?

- Porque creó que este es nuestro momento.

- ¿A qué te refieres?

- Cuando nos conocimos tú no dejabas de repetir una y otra vez que no salías con nadie, y yo no dejaba de decir que íbamos demasiado rápido.

Me dolió volver a recordar aquel año.

- Ahora no dudó ni un segundo de lo que siento por ti. - Continúe.

Él sonrió.

- Lo sé. - Me confesó. - Yo tampoco.

Me incorporé quedándome encima de sus piernas, y acerqué mis labios a los suyos, fundiendo mi cuerpo en el suyo a través de movimientos continuos y dulces de su lengua con la mía.

Me elevó y comenzó a caminar hasta la habitación. Blake y sus enormes brazos apretaban suavemente mi trasero mientras los míos desarreglaban su cabello.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora