Capítulo 32. Reacción

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Blake

Abrí los ojos, y apenas un segundo después los cerré, debido a la luz que se colaba a través de la ventana. Era directa y cálida. Di un par de vueltas en la cama, hasta acostumbrarme a ella y, me levanté de esta.

Caminé tan solo tres pasos, y entonces, me tropecé con mi maleta, cayendo boca abajo.

- Joder. - Resoplé molesto.

- ¿Qué a . . .  ? - Bella llego corriendo, dejando escapar una gran carcajada segundos más tarde.

- No quiero escucharte. - Levanté mi dedo índice, aún con el rostro undido en el piso. Asumiendo mi derrota.

A pesar de mi exigencia ella no detuvo su risa, y escasos minutos después, me la contagió.

- Tú no has visto nada. - Me levanté del suelo. - Nada. - Pasé por su lado. - Hola, bebé. - Toqué su tripa.

- ¿A mí no me saludas? - Preguntó frunciendo el seño.

Besé su mejilla. - Pero, estoy enfadado. - Le hice saber.

Caminé hasta la cocina, ella había preparado un desayuno rápido. Un tazón de cereales con yogur y fruta, ya que, nuestro plan de irnos temprano, había sido cancelado debido a la falta de sueño.

Desayunamos en un perfecto silencio. La brisa de la mañana azotaba las cortinas, y el canto de los pájaros fue la melodía perfecta.

Bella era bastante indecisa a la hora de elegir las prendas del día, así que también fue algo complicado marcharnos después, del desayuno.. Ya que aquel día, según ella, todo le quedaban mal, todo le molestaba y sobre todo, no combinaban con sus zapatos. Realmente, ¿es esto lo qué me espera? Necesito acostumbrarme a ell y asimilarlo.

Al final lo dejó todo a un lado, y cogió un vestido de color negro, que se ajustaba y hacía que su figura resaltará, y que sobre todo su tripa tuviera una pequeña gota de atención, ya que, se distinguía bastante bien, aunque aún no fuera de un tamaño notable.

Bajamos con la maletas y comencé a conducir hasta el gran castillo de los Jones. Bella durmió parte del camino, pero, ni siquiera me atreví a molestarla, se veía agotada.

Cuando estacioné frente a la puerta de la entrada, coloqué mi mano en el hombro de Bella y lo moví lentamente, haciendo que se despertara.

- Hola amor, hemos llegado. - Le dije en voz baja.

- Me he dormido. - Afirmó.

- Sí. - Me quité el cinturón.

Sacó un diminuto espejo de su bolso y se miró en él. A continuación, siguió rebuscando y obtuvo de él, un labial y una máscara de pestañas. Se dio un pequeño retoque y lo guardo todo.

- ¿Qué? - Preguntó al ver que la observaba.

- Nada. - Solté una pequeña risa, la cual le contagié.

Bajé del coche y le abrí la puerta a ella. Esperé a que se pusiera el abrigo, cogí su mano y caminamos hasta dentro de casa.

Nos esperaban en la gran sala, según nos dijo el ama de llaves, así que nos dispusimos ir hacia allá.

- ¿Estas nervioso? - Me susurró.

- No. - Le susurré.

- Yo sí.

- No lo estés. - Me detuve, y la besé.

- ¿Crees qué debería haberme puesto este vestido? - Me dijo al terminar.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora