Despertar con el sol abrazando tu piel de una forma única, es una de las mejores sensaciones que podrás tener.
Pasé la mano por mi lado derecho, y me percaté de que Blake no estaba. Suspire de la agonía que me causaba el no tenerlo aquí y me levanté de la cama en busca de algo que ponerme.
Abrí su armario, y cogí una camiseta cualquiera.
Caminé por toda la casa, pero él no estaba en ningún sitio. Me serví un poco de café en un taza y me lo bebí cerca de la gran ventana del salón, mientras miraba mi teléfono, y avisaba a mi hermano de que estaba en casa de Blake.
Poco tiempo después llegó él cargando un par de bolsas en cada mano.
- Hola, ¿qué tal has dormido? - Me preguntó dejando las bolsas en el suelo, y acercándose a mí.
- Bien.
Le di un beso aunque quería darle miles más.
- ¿Qué traes ahí? - Le preguntó la anciana cotilla que llevaba dentro.
- Cosas para ti. - Caminó hasta las bolsas y las acercó a mí.
Las abrí y sí, definitivamente eran cosas para mí. Ropa para ser más exactos, y cosas de aseo que necesitaría en breves.
- ¿Y esto para qué es?
- Para que lo utilices, boba
- Lo sé, pero digo qué me has comprado algo que tenía en mi casa.
- Ajá, sí, ¿cómo piensas salir de aquí? Fuera hay como ochenta periodistas esperando a que tú y yo salgamos.
- No jodas.
Me levanté del sofá, bajo la atenta mirada de Blake, camine hasta la ventana, donde se veía perfectamente que sí, había periodistas.
Me tiré de nuevo en el sofá, boca abajo, y escuché la risa de Blake.
- No te rías, estoy horrible. - Le dije con la cabeza metida de lleno entre los cojines. - Ellos esperan una súper modelo, de metro ochenta, piernas largas y cara de ángel.
- Pero yo no. - Acarició mi cabello. - Además tú eres también preciosa.
- Deja de mentir, te crecerá la nariz como a pinocho.
- Y a ti también. - Reímos los dos casi al unísono, y aquello me trasmitió demasiada felicidad. - Levanta, vamos, hay que ir a desayunar. - Me dijo mientras se levantaba del sofá, y me pegaba pequeños golpes en el trasero.
- Oye, no toques, es privado.
- Estoy de acuerdo.
Le tiré el cojín del sofá y lo supo esquivar a la perfección, malditos jugadores de fútbol.
- ¿Vendrás a verme el sábado? - Me preguntó.
- ¿Quieres que vaya?
- Tú qué crees.
- Nunca me has pedido que vaya a tus partidos.
- Pues ya es hora, ¿no crees?
- Entonces iré.
Me levanté del sofá, y fui hasta él, ni siquiera yo me esperaba ese abrazo, y de la forma tan sincera en la que me salió. Él no dudo en reaccionar ni un segundo, y me envolvió de manera cálida con sus brazos.
No dijimos nada, simplemente nos quedamos ahí, él con su corazón palpitando de una manera exagerada y el mío, muriéndose de amor por él.
- Bien, vamos a alimentar a la fiera. - Me dijo refiriéndose a mi estómago. - Ve a cambiarte, te espero aquí.
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𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚄𝙽𝙾 •2• ✔
Romance☾︎ 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊 ☽︎ *EN EDICIÓN* Eran únicos juntos, inigualables separados y tan distintos al compararlos. Bella y Blake eran jóvenes e inexpertos en el amor, y eso conllevó a que los baches fueran algo primordial en su relación, y a causa de...