Kara Danvers Regresa

400 55 4
                                    

-Yo creo que ya estás más que lista-le habla Diana llamando su atención con una sonrisa satisfecha. Kara realmente no creía todo lo que había avanzado hace cuatro meses, había sido difícil al principio pero tenía toda la disposición en querer recuperar al mejor versión de su vida.-Acércate, Kara-le ordena de pie frente al asiento que su propia madre ocupaba justo cuando tomó la decisión de contradecirla y convertirse en la mujer que era ahora.-Sé que ya es hora de que partas de vuelta al mundo exterior-le estaba sonriendo con un dejo de nostalgia-Cuando me fui de aquí lo hice contra la voluntad de mi madre, y por ende, sin una bendición que me reconfortara en el exterior.

Kara sonreía comprensiva, no era la única que había estado en desacuerdos con su madre, pensaba ella.

-Hoy yo quiero darte esa calma-continúa Diana, con un gesto le indica a dos de sus hermanas amazonas que se acerquen con el pequeño estuche dorado. A Kara le causaba algo de gracia que entre dos amazonas cargaran algo tan pequeño-Que los dioses te guíen en el camino que escojas y que nunca dudes de ti misma.

Diana abre el estuche dorado frente a ella, donde puede ver un par de brazaletes dorados y dos pequeñas tobilleras del mismo tono brilloso. La actual reina de las amazonas toma entre sus manos el primer brazalete y le indica que levante el brazo izquierdo. Kara obedece silenciosa.

-Las pruebas que se le presenten a nuestra hermana Kara Zor-El, aunque sean lejos de nosotras, nunca las tomará sola-anuncia a voz fuerte en presencia de todas las guerreras de pie en las gradas del estadio de batalla entre las grandes rocas y cascada brillante. Ella procede a colocarle el brazalete en el brazo izquierdo, asombrando a Kara con el peso de este sobre todo su cuerpo-El izquierdo, es para que no te olvides de conectar tus pensamientos con el corazón-explica yendo por el otro brazalete-Y el derecho-le sonríe antes de colocárselo-Es para que siempre tengas en mente que no estarás sola.

Las amazonas lanzan gritos de alegría, de orgullo compartido y unos cuantos nostálgicos. En aquella isla todas son hermanas, les tomaría bastante de su corazón guerrero para acostumbrarse a la idea de que su hermana de otro planeta tendría que marcharse. Estaban felices por ella, la extrañarían todas y cada una de ellas y jamás la olvidarían.

-Estas me tomé la libertad de mandarlas a hacer con el mismo Hefesto-le murmura, nuevamente Diana. Ella le señala entre sus manos las pequeñas tobilleras-Cuando sientas que es el momento, podrás quitarlas de tus pies y tendrás control absoluto sobre su velocidad, por completo.

Kara asiente, tomándolas con decisión. Estas pesaban incluso más que los brazaletes. Se coloca cada una sobre sus tobillos, realmente en la isla no tenía la presión o temor de usar sus habilidades, de recuperar todo lo que le fue arrebatado, estaba Diana, quien siempre la detenía, y ahora es cuando sentiría el peso de su ausencia, tendría que manejarlo, que controlarlo por su cuenta, por ello el regalo de su mentora y ahora amiga.

-¡Que los dioses protejan a nuestra hermana, hija de Kryptón!-exclama la reina delante de sus hermanas amazonas, los gritos responden al unísono.

Hora de volver. Piensa sonriente.

Aquellos meses fueron intensos para la kriptoniana, tuvo que pasar por grandes pruebas, reparar su mente y cuerpo en las aguas sagradas de la isla, recordar todo era un arduo labor, enfrentó a diario ataques de pánico y no sólo eso, pues en ocasiones se sentía perderse de sí misma. Ahora podía decir que sus sentimientos habían sido reforzados, sus recuerdos restaurados y eso se lo debía a los amigos de su primo Kal y a él mismo. No había semana que no fuera a visitarla y preguntarle sobre los días difíciles que vivía ahí, a veces podían hablar de su planeta, algo que los conectaría sabiendo que se tienen el uno al otro. También la gran intervención de J'onn J'onzz había sido importante, desde el inicio, pues él fue quien hablaba en su mente el día que la encontraron, se encargaba de reunir los fragmentos de su memoria y unirlos. Les estaba agradecida, con absolutamente todos.

Algún Día (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora