Intervención

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Y ahí está otra vez flotando sobre su cama, con el pijama puesto, una bolsa de dedos de queso sobre su abdomen y sus audifonos en el volumen más alto. Esa señal en Kara era de protesta, de depresión pero fingiendo que se encuentra bien, habían pasado cinco días desde el evento y ella se había mantenido así en su tiempo libre, sin querer hablar del tema con nadie, a su hermana no se le hizo extraño hasta que la atrapó comiendo en la ducha un panque con relleno de fresa, las mejillas suscias y pegajosas, ojos rojos, el cabello empapado y una soda sobre el lavavo.

Alex sabe que es hora de hacerla reaccionar, iba perfectamente al trabajo, eso no era el problema, y siempre andaba sonriente, pero comía como si fueran dos de ellas, eso era un problema.

-¿Seguirás mirando sin decir nada?-le pregunta la rubia a su hermana, retirandose los auriculares-Ya te dije que estoy bien

Su hermana la observa de brazos cruzados, necia a querer darle la razón a la menor. Ella deja de flotar acercandose a su hermana en el suelo, sonriendo como si nada.

-No es malo sentirse vulnerable a veces-le dice Alex en gesto comprensivo-Tu cuerpo será kriptoniano pero tienes el corazón más humano de la Tierra.

Los labios de Kara empiezan a temblar, desvía la mirada rápido, se siente presa de su garganta, de su pecho subiendo y bajando ansioso, sus emociones son tan evidentes, cada que su hermana le preguntaba el porqué de su actitud podía evadirlo, ahora, era distinto, se sentía explotar, le dolía tanto, quería gritar, desearía no recordar algunas cosas.

La mayor de ellas no ocupaba de palabras para saber que necesitaba un abrazo, que se estaba quebrando, deseaba saber porqué, se desesperaba por ello, no quería volver a perder a su hermana, era demasiado buena, no merecía sufrir, con todo lo que había pasado ella siempre se mantenía de pie, ahora necesitaba alguien que la sostuviera y descansara en ella.

Ambas hermanas se unen en el abrazo más necesitado. Alex no quiere preguntar más, no puede, la voz no le sale cuando escucha el llanto de Kara, el sentimiento tan profundo que guardaba en esos días, era como una patada en las costillas. La persona causante del dolor de su hermana no se la merecía.

-¿Puedo salir por un rato?-regunta Kara con timidez

No lo consideraba prudente por el estado en el que se encontraba su hermana, pero accedió, no le diría nada nuevamente, respetaba ese espacio hasta el limite más sano, ya pensaría en algo después.

Ella sabía que caminar ena una opción, sólo que nunca la consideró, quería salir de ahí lo más pronto, se sentía ahogarse entre un mar de preguntas silenciosas, su mente la torturaba desde que le dio la espalda a Lena, su corazón no estaba dispuesto a renunciar, a aceptar que pensara así de ella, menos ahora que era más clara la imagen de un beso la última vez que se vieron, no puede ser la única al recordarlo.

-¡J'onn, te necesito!-grita en el centro de la nada, un camino solitario que conectaba la carretera con Metropolis, estaba sola, lo sabía, al menos de ser vista aterrizando entre un montón de tierra seca-¡J'onn, dijiste que me ayudarías siempre!

Utiliza su visión, quitandose los lentes, mirando a su alrededor con desesperación. No ve nada, no escucha nada, siente la soledad, un aire que revuelve su cabello y la noche sin estrellas, tan turbia como tu mente. Ella cae de rodillas derrotada.

-Me llamaste-la voz grave suena en su mente, sabe de quién se trata, hubiera preferido verlo directamente-¿Tienes algún problema?

-Tardaste-le interrumpe molesta-Te necesitaba desde hace una hora-replica sin animos de querer levantarse-¿Recuerdas a Lena?

-Sí-responde inmediatamente-Tu primer recuerdo de tu mente fragmentada.

La rubia asiente pese a que sabe que no la puede ver, es sólo una charla donde ella habla sola con su mente cual loca.

Algún Día (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora