Ocho

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En el despacho todos tomaron asiento.

—Está bien Gulf, habla— le dijo muy  serio su padre.

—Este guardaespaldas desde que llegó me mira raro y yo pensé que solo era envidia pero ahora sé que me desea, es un pervertido—comenzó diciendo el chico—... Creo que es gay y además pederasta.... Seguro que quería violarme y aprovechó que estabais en la cena para hacerlo pero le salió mal porque yo me escapé.

Mew negaba con la cabeza y miraba a sus jefes, los cuales no daban crédito.

—Está bien, ahora usted Suppasit, cuente lo que pasó.

El escolta suspiró.

—Señores Kanawut, yo estaba haciendo ronda por el jardín y de repente vi ráfagas de luz en la habitación de su hijo... No sabía que él había subido y creí que podría ser algún intruso que se había introducido en la casa y andaba en la oscuridad con una linterna, se lo juro.

—Psss..., si claro—interrumpió el chico haciendo una mueca.

—¡Silencio!—exclamó el cabeza de familia muy molesto—...¡esto es muy serio!...continúe Suppasit.

—Si señor…—dijo este mirando a su aún protegido durante unos segundos, para luego volver la vista a su jefe—... pues verá, yo escuché disparos y gritos tras la puerta, saqué el arma de mi cinturón como manda el reglamento y actúe ante un posible peligro. Luego entré y apunté dando el alto a todos los lados... Lo siento señor, no sabía que él estaba allí, ni mucho menos que esos ruidos eran del videojuego pero le juro que yo no quise en ningún momento aprovecharme de él.

Pen resopló, no sabía como actuar, la verdad era que su hijo era muy dado a exagerar e inventarse historias pero tampoco conocía al guardaespaldas tanto como para saber si no mentía.

—Bien hijo puedes irte... Usted quédese un momento, mi mujer, usted y yo tenemos aún cosas que hablar.

Gulf volvió a mirar al guardaespaldas con una sonrisa malévola, mientras este ya se veía con un pie en la calle y una mancha falsa en su expediente.

Tras irse este, los señores de la casa  hablaron largo y tendido con el escolta, mientras las hermanas de Gulf asediaron a este con preguntas.

...—¿Qué ha pasado?, ¿es cierto que quiso forzarte?—preguntó Janis.

Este asintió haciéndose el indignado.

—¿Crees que papá y mamá lo echarán?—preguntó Samantha.

—Claro que lo largarán, yo no necesito una niñera.

—Pero seguro que contratarán a otro, hermano—dijo Janis de nuevo.

—No creo pero si es así, ya me encargaré de que lo ech....digo seguro que también acabarán echándolo.

Sus hermanas se miraron y fruncieron el ceño, no estaban muy seguras de que su hermano estuviese diciendo la verdad, sabían que él era capaz de cualquier cosa.

—¿No estarás mintiendo a nuestros padres, verdad Gulf?—dijo Samantha  hablando de nuevo.

Este las fulminó con la mirada y echó a andar hacia su habitación.

—¿Por qué nadie me cree?, seguro que aparezco muerto un día y pensareis que estoy fingiendo también—dramatizó este antes de entrar.

Una hora después, llamaron a la puerta del chico, él cual estaba recostado en su cama mirando una revista de hombres que tenía escondida en el doble fondo de su cajón de los calcetines, rápidamente este la guardó bajo su almohada y disimuló.

12. Guardaespaldas - Mewgulf - Primera parte -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora