Nueve

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Durante toda la noche, Gulf no pudo dormirse y no por estar jugando a un videojuego sino por lo furioso que estaba.

Su plan de deshacerse del guardaespaldas había fallado pero además de eso, por culpa del jueguecito de Mew, sus padres lo habían descubierto y lo habían castigado.

Para colmo estaba el beso que este le había dado y el cual no paraba de repetirse una y otra vez en su mente.

Este se acarició los labios con la yema de sus dedos, hipnotizado por el recuerdo de la presión que los húmedos y ardientes labios del guardaespaldas habían hecho sobre estos y que sin apenas tener control sobre su propio cuerpo le habían arrancado un gemido.

No era su primer beso ni mucho menos, ya se había besado con varias chicas e incluso con algún que otro chico del Instituto, además de con Hannah pero nada tenían que ver con lo que le había hecho sentir ese beso con el escolta.

Mientras, Mew regresó a su habitación luego de volver a darse un chapuzón en la piscina.

-¿Aún estas preocupado compañero?-le preguntó Krist despertandose.

-Supongo que contestó este con desánimo.

-Ha estado cerca pero finalmente les has hecho saber quién es su hijo... Ellos ya saben quién mentía y quién decía la verdad-habló su compañero nuevamente.

-Tranquilo, se me pasará...anda descansa que pronto tendremos que sustituir en la ronda a John y Singto.

Este caminó hacia el armario, se puso una camiseta y unos pantalones y a continuación se tumbó en su cama.

(...)

En la mañana cuando todos se despertaron, ya Mew se había duchado y ya estaba vestido, entonces se fue a la cocina donde ya la rubia doncella iba a comenzar a preparar el desayuno junto con la cocinera.

-Buenos días Mew ¿qué tal la noche?-pregunto esta apenada-... siento que el señorito Gulf te hiciese pasar por eso.

-Gracias pero no te preocupes, ya todo está bien.

La cocinera miró a la doncella que se había quedado embobada mirando al escolta y acto seguido carraspeó.

-Emm...si ya voy...amm...¿quieres zumo?-balbuceó ésta nerviosa.

El guardaespaldas sonrió.

-Claro, me apetece mucho.

Uno a uno, el resto de escoltas fueron llegando a la cocina, entre tanto también la familia estaba en el salón desayunando, aunque como era costumbre, el primogénito era el último en levantarse y en bajar.

La situación en la mesa era un tanto tensa, las mellizas no se atrevían a decir nada, mientras que sus padres muy serios hablaban de lo que les deparaba el día.

Una media hora después, los guardaespaldas llegaron como de costumbre al salón para emprender su marcha con cada uno de sus protegidos.

Krist se llevó a las chicas, Singto se marchó con Pen y John con la escritora, mientras que Mew, bueno a este no le quedó más remedio que quedarse allí plantado, mirando como el rebelde protegido masticaba con toda la calma del mundo sin prisa alguna.

Tras veinte minutos de pasearse con las manos a su espalda, decidió meterle apuro.

-Oiga, debería acabarse eso de una vez o llegará tarde a sus clases.

El chico lo fulminó con la mirada e hizo una mueca de desagrado, luego siguió bebiéndose su cacao que ya estaba completamente helado.

Cuando le pareció, se levantó de la mesa y caminó despacio para coger su mochila y el resto de sus cosas.

12. Guardaespaldas - Mewgulf - Primera parte -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora