Diez

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A la salida de las clases, Gulf se encontró a Mew apoyado en su coche hablando de lo más entretenido con un par de chicas que se le habían acercado.

-¡Vaya!... parece que tu guapo guardaespaldas no pierde el tiempo-dijo Long riéndose.

El moreno lo fulminó con la mirada y le golpeó en el brazo.

-Idiota.

-¡Auch!, ¡eso ha dolido!... ¿Qué te pasa?, cualquiera pensaría que estás celoso.

-¡No digas gilipolleces !-gritó entonces este -... a mi me gustan las chicas, concretamente Hannah Wall, ¿o ya se te ha olvidado?.

-Ah sí esa, claro...claro, la nueva... la de tercero ¿No?-dijo riéndose con sorna Mild mirando a Long.

-Si, la de tercero, ¿A qué viene esa risa?, ¿a caso sabéis algo que yo no sé?-preguntó molesto.

El más bajo lo miró y tragó hondo.

-Gulf, no quisiera ser yo quien te lo diga pero se comenta que es muy facilona.

Rápidamente este se abalanzó sobre su amigo y empezó a golpearlo, mientras Long intentó separarlos, hasta que Mew los vio y corrió junto a ellos.

-¡Suetalo Gulf!... pero ¿qué os pasa?, ¿no se supone que sois amigos?.

-¡Déjame!, ¡voy a matarlo!-se retorció el moreno en los brazos del guardaespaldas-...¡retira eso!....¡retira eso!- le gritaba histérico a su amigo que estaba siendo ayudado por su otro amigo.

-Estás mal de la cabeza Gulf, no vuelvas a hablarme en tu vida-sentenció este alejándose mientras se tocaba la cara, donde Gulf le había dado varios golpes.

-¡Sueltame!...¡sueltame maldito gorila!, ¡vete! ¡no te necesito!- siguió gritando fuera de sí el moreno ante las miradas de los compañeros.

-Tranquilo chico pero ¿qué te ocurre?-le habló este intentando calmarlo-...shsss...tranquilo, tranquilo.

Este lo abrazó incrédulo ante la agresiva actitud de su protegido, mientras lo estudiantes se fueron dispersando en cuanto Gulf dejó de gritar y de patalear para luego romper a llorar en el pecho de su guardaespaldas, el cual comenzó a acariciarle la cabeza, conmovido por sus lágrimas.

Durante un buen rato estuvieron allí, de pie, parados y abrazados, los dos solos a las puertas del campus como si estuviesen en una gran burbuja y aislados del mundo.

El chico cada vez se sentía mejor en los brazos de Mew, aunque nunca lo admitiría y este cada vez sentía más ternura por el pequeño, además de estaba empezando a pensar que su actitud rebelde tenía que ver con algún problema más profundo.

-¿Estás bien pequeño?-le susurró entonces.

Este mucho más tranquilo ya, se separó y secó sus mejillas con la manga de su chaqueta, asintiendo tiernamente con la cabeza.

-Bien pues entonces regresemos a tu casa-volvió a hablar el escolta, recogiendo la mochila del suelo y acompañandolo hasta el coche.

En todo el camino el chico no abrió la boca, solo miró el paisaje por la ventanilla mientras Mew lo miraba de reojo de vez en cuando con un nudo en el estómago.

Cuando llegaron a la casa, este bajó del coche dando un fuerte portazo y subió rápidamente las escaleras para meterse a su cuarto.

Preocupado el guardaespaldas llegó a la cocina.

-Te serviré tu plato-dijo la doncella muy risueña.

-Hola compañero, vaya menuda cara- dijo Krist sentándose también.

-Hola.

-¿Qué te pasa?, ¿el joven rebelde ha vuelto ha hacer de las suyas?

-No- mintió este-...Es solo que no tengo un buen día.

-¿Te encuentras mal?, puedo darte un remedio o llamar al médico-dijo la muchacha muy preocupada y atenta ante la curiosa mirada de la cocinera.

-No, no muchas gracias... No te preocupes, se me pasara rápido-dijo este sirviéndose un vaso de agua.

Una media hora después, Pen llegó y entonces todos la familia se sentó a la mesa, excepto el primogénito, el cual seguía metido en su habitación.

-Mía, ¿dónde está Gulf?-preguntó Lukkade.

-Creo que en su cuarto, Mew y el llegaron hace un buen rato.

-Seguro se quedó dormido escuchando música, yo iré a buscarlo mami-dijo Janis levantándose de la mesa.

-Gracias cariño-dijo sonriendo su madre.

Tras unos minutos la chica bajó muy apurada.

-Lo he llamado mamá pero no me contesta y se ha encerrado con llave...Seguro que está de morros.

-Tranquila cariño, tú siéntate a comer... Yo iré a buscarle- dijo su padre algo molesto.

El hombre subió las escaleras y caminó con decisión hasta la puerta de su hijo, donde le llamó un par de veces por su nombre, entonces cansado comenzó a aportarla sin hallar respuesta.

Tras unos minutos empezó a gritar y a golpear muy fuerte, estaba bastante furioso por la rebeldía de su hijo pues pensó que seguía así a causa del castigo por lo sucedido el día anterior.

Los guardaespaldas escucharon los golpes y los gritos y corrieron a la parte de arriba para ver que era lo que estaba ocurriendo.

-Señor, ¿por qué grita así?-pregunto su guardaespaldas al llegar y encontrarlo tan alterado ante la puerta de su hijo.

-¡Es Gulf!, ¡no quiere abrir la puerta y está cerrada por dentro!.

El moreno miró a sus compañeros y de repente Mew se adelantó a los demás y se puso delante de la puerta, sacó una cartera donde tenía unos pequeños utensilios y se agachó para ponerse a la altura de la cerradura.

Tras unos segundos se oyó un click.

-Ya está-dijo satisfecho ante la mirada de todos.

Rápidamente Pen abrió la puerta llamando a su hijo, seguido de los guardaespaldas, los cuales comprobaron que el chico estaba en su cama y parecía profundamente dormido, solo que no lo estaba.

-¡Oh no!, ¡hijo no! ...pero ¿qué has hecho?—habló el cabeza de familia al acercarse e intentar despertarlo sin éxito.

Gulf estaba tumbado inerte, todo parecería indicar que se había tomado varias pastillas de un frasco que estaba tirado a su lado.

-¡Aún respira!-habló Mew poniéndole la mano en la nariz-... rápido llamen a una ambulancia, hay que mantenerlo despierto-volvió a hablar mientras lo cogía en brazos y llevaba al baño.

Pen asintió y rápidamente abrió la ducha y lo mojó, eso hizo estremecer al inconsciente muchacho, el cual abrió levemente los ojos.

-Vamos, pequeño, resiste...

..........

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12. Guardaespaldas - Mewgulf - Primera parte -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora