Fin de la primera parte

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Todo siguió igual para el escolta en los dos meses siguientes, hasta que una mañana en la que su compañero amaneció indispuesto, este tuvo que suplirlo con el matrimonio.

...-¡Maldita sea!, ¿En dónde está el guardaespaldas?, May- gruñó James muy molesto saliendo de su despacho.

-Lo ha llamado su mujer señor, ella quería que la llevase al salón de belleza pues al parecer su coche no arrancaba- dijo la joven secretaria.

-¡Mierda!, ¡que mujer más inoportuna!, bien...emm llámalo y dile que venga cuanto antes...ah y también llama al mecánico y que revise su coche-ordenó el empresario antes de volver a su despacho.

-Bien señor, ahora mismo.

Treinta minutos después, Mew llegó a la empresa y subió a la planta de dirección, no encontró a la secretaria, así que fue hasta la puerta de su jefe y entonces escuchó los gritos.

...-¡Maldito bastardo!, ¡Te dije que no me fallaras! ...¡Mis hombres han cumplido con lo acordado!, ¡No quiero excusas Kanawut!, ¡quiero mi jodido dinero ya!.

El guardaespaldas se quedó muy asombrado por el tono violento del señor Saetang, realmente estaba furioso pues al parecer la cosa se estaba poniendo muy seria pero aún no sabía que tenía entre manos y estaba muy intrigado.

Este oyó colgar el teléfono a su jefe y entonces tocó a la puerta.

-Pase-escuchó.

-¿Me buscaba, señor?-preguntó al entrar y mirar a este sentado tras su gran mesa de roble tallado.

-Si ven, muchacho, tengo que hablar seriamente contigo... Pasa y cierra por favor-le ordenó cambiando su tono furioso a amable.

Mew no tenía ni idea de lo que este quería hablarle pues él había cumplido su cometido desde que estaba en ese servicio y no creía haber cometido fallo alguno.

-¿Señor hay algún problema con mi trabajo?-preguntó tras el largo silencio de este.

El empresario lo miró fijamente y entonces sacó del cajón de su escritorio unos cuantos papeles grapados.

-Muchacho, ya llevas más de tres meses conmigo y has mostrado ser un hombre en el que puedo confiar, por ello he decidido contarte la parte de mis negocios que tú no sabes pero antes necesito que leas esto y lo firmes si estás de acuerdo.

James se los acercó y este pudo leer que se trataba de un contrato de confidencialidad, en él se comprometía a guardar silencio sobre todo lo que viese o escuchase sobre los tratos fuera de lo que se refería al trabajo de turismo

-Señor pero ¿qué es lo que pasa?, no entiendo porqué quiere que firme esto-dijo confuso.

-Verás Mew, yo no solo me dedico al turismo en esta ciudad.... Mi fortuna proviene de otra fuente más lucrativa pero muy peligrosa... Ahí es donde entras tú pues necesito más hombres de confianza y creo que tú eres el indicado, ¿Qué decides?, ¿Te unirás a mí o no?.

El escolta se quedó mirándolo un momento y pensó detenidamente, si no aceptaba se quedaría podría volver a quedarse sin trabajo y además no averiguaría qué era lo que escondían Saetang y Kanawut pero si aceptaba estaría yendo en contra de sus principios pues él se dedicaba a la seguridad de las personas para combatir la violencia y la ilegalidad, no para meterse en ellas.

-Bien muchacho, ¿qué dices?, no tengo todo el día, ¿puedo confiar en ti o no?.

Mew suspiró y a continuación asintió pues pesaba más la intriga de saber que era lo que pasaba y que tenía que ver el padre de su antiguo protegido para así poder protegerlo y no quedarse de brazos cruzados.

12. Guardaespaldas - Mewgulf - Primera parte -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora