Capítulo seis.

14.3K 831 147
                                    

Increíble

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Increíble.
Era una caja de secretos.

¿Qué tenían los adolescentes de la casa Ikigai con hacerme cargar con sus trabajos sucios y adicciones de mierda?

Bajé las escaleras echando humo.

A lo lejos, sentado en la sala de estar, podía sentir la penetrante mirada de Aramis siguiendo cada uno de mis movimientos.

Le levanté el dedo del medio para dejarle en claro que lo había visto.
En respuesta solo obtuve unos ojos en blanco y una mordida de labios.

Ya era nuestra hora de irnos.

Al fin.

Si seguía un minuto más dentro, Maddy me contaría que había asesinado a alguien.

(...)

Entré al salón de la clase y a medida que me acercaba a mi asiento, no me gustaba nada de lo que veía.

Elah lloriqueaba frustrada tirándose los pelos de su cabeza hacia atrás, mientras Clay le masajeaba la espalda en dirección vertical.

—¿Qué pasó aquí?—Pregunté preocupada a la vez que dejaba la mochila en la silla y me pegaba a mi amiga, dándole apoyo moral.

—Es Gale.—Dijo el muchacho.

—¿Qué hizo ahora ese idiota?

Gale era el ex-novio de mi mejor amiga. Era un patán. Su masculinidad era tan frágil que se podía romper tan fácil como si fuera algo hecho de porcelana misma. Jugador de fútbol americano, típico adolescente estereotipado: alto, fornido, mujeriego, cabello rubio. Tan común y corriente que hasta te encontrabas seis más iguales a el en cualquier práctica o gimnasio.
Pero a Elah le había marcado. Para ella Gale tenía un no se qué que la dejó casi amarrada. Se habían separado hace unos dos años, por supuesto por culpa del hombre, claro, él la traicionó con cada mujer que se le había cruzado en el camino. Sólo que ella estaba muy ciega como para notarlo.

—En la fiesta del otro día me acosté con él, otra vez. Y estuvo tan bueno, que él volvió a hablarme a los días siguientes. Una cosa llevó a la otra y terminamos haciendo sexting, pero ahora me está amenazando con publicar mis fotos en todos lados si no le doy dinero.

Dios mío.

Bufé.

—¿Cuánto pide?—La exasperación teñía mi voz y rostro.

𝐀𝐑𝐀𝐌𝐈𝐒✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora