Capítulo ocho.

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Salimos de la habitación de Layla eufóricos y llenos de alegría

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Salimos de la habitación de Layla eufóricos y llenos de alegría.
Sinceramente, no esperaba haber acabado con el asunto así, y creo que Gale no nos molestaría por un buen tiempo, si no es precipitado decir por siempre.

—¿Ahora qué hacemos?—Preguntó Clay.

Estábamos los cuatro en ronda y yo enfrentada a Aramis. No pude evitar fijar mis ojos en su cuerpo y analizarlo lentamente con la mirada.

Su semblante serio, de brazos cruzados, mandíbula tensa y la postura derecha lo hacían verse intimidante incluso si no estaba haciendo nada. Era hasta unos centímetros más altos que Clay y al ser delgado, su figura era mucho más esbelta.

Era irresistiblemente guapo.

Rápidamente capturó mis ojos y me sostuvo la mirada. A pesar de los nervios y la inseguridad que me generaba el hecho de que me viera tan detenida e intensamente, me gustaba. Ninguno emitía palabra o gesto alguno, simplemente teníamos puesta la atención en el otro mientras mis amigos se entretenían charlando de lo acontecido minutos atrás.

—Podemos ir a comer algo.—Hablé, aún observando al castaño.—Puedes venir si quieres.

Aramis relamió sus labios y se encogió de hombros, como si le diera igual.

Fruncí mi ceño ante su reacción.

—¿McDonald's?—Preguntó Elah.

Clay y yo asentimos con la cabeza. Por otro lado, el castaño seguía sin expresar su opinión.

Pero no esperé su respuesta, solamente me limité a dar media vuelta y dirigirme hacia la entrada de la casa, lista para subirme al automóvil de Elah y saborear mi esperada hamburguesa.

Una vez que llegué a este, me recosté sobre el capó a esperar a mis amigos. A los segundos aparecieron los dos ebrios y un ente oscuro que a pesar de caerme mal, había salvado a mi amiga de una grande, los acompañaba desde la distancia.

Qué raro eres, Aramis.

Subimos al coche. Clay y Elah en los asientos de conductor y acompañante, Aramis y yo en los traseros.
Fui todo el viaje con la cabeza pegada al vidrio, de brazos cruzados e imponiendo distancia entre el cuerpo del castaño y el mío.

Por suerte fueron veinte minutos, fue un viaje corto.

Nos adentramos en el local de comida rápida y escogimos una mesa para sentarnos. Mi amiga quedó al lado del vendedor de drogas mientras que yo permanecía frente a ellos, al lado de Clay.

La cercanía de Elah me estaba comenzando a poner en un ánimo extraño. Se veía cómo Aramis y ella platicaban cómodamente y cómo congeniaban.

¿Acaso estaba sintiendo celos de mi propia mejor amiga y de un completo idiota que lo único que hacía era insultarme?

𝐀𝐑𝐀𝐌𝐈𝐒✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora