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ii. TARJETA ROJA ˚✧੭
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LISBON MIRÓ A LA PELIRROJA MIENTRAS ESTA ERA REVISADA POR LA DOCTORA, un suspiro tembloroso escapó de sus labios y se pasó una mano por el rostro.
Paciencia, Lisbon, paciencia.
Resopló repitiendo las palabras de Jane para sí misma y tiró el vaso descartable al tacho, mientras salía de la habitación de la chica del hospital. Miró su celular y se dirigió a su auto solamente para apoyar la frente contra el volante.
Luego de que Jane le repitiera esas sabias palabras, inevitablemente el tiempo había pasado.
Primero vino Septiembre, y se supo llevar bastante bien. Pronto fueron adaptándose a haber perdido a Bosco y su equipo, y de cierto modo a Harper también.
Rigsby y Van Pelt sabían llevarlo y simplemente sonreían cuando se mencionaba a la chica. Era una charla recurrente.
Lisbon la iba a visitar seguido y cada tanto Jane la encontraba orando por ella en el hospital. A veces el rubio lograba entender cuando ella le gritaba o le daba malas caras, porque en el fondo sabía que ella extrañaba a la otra mentalista, y a pesar de quererlos a ambos por igual, solo podía pensar en Harper.
Jane era caso aparte, él sí que iba todos los días tuvieran caso o no, a veces le hablaba o le contaba cosas y en la estación, él se recostaba a leer el cuaderno de la pelirroja, que aunque no les había servido para atrapar y conseguir lo que sea que había sido el error de Red John, si lograba sacarle varias sonrisas al mentalista.
Y Cho... Lisbon lo miraba a veces y sabía que podía traspasarle el alma. Él no estaba bien. Ciertas veces, mientras estaban en un caso o pasaban en la calle, el agente se frenaba solamente para entrar a un Starbucks y pedir algo para llevar, ahora que la pelirroja no era quién les llevaba el desayuno.
Había llegado Octubre y en una ocasión Cho casi golpea a Jane, pero Lisbon solo finge que está bien y todo está bien.
Y en Octubre Harper necesitó donaciones de sangre. Y allí empezó una nueva pero muy corta lucha, la lucha contra su familia. Su madre jamás apareció, Olivia no creía en milagros y había perdido toda esperanza de que despertara, y su padre resultó no ser su padre. Y ni hablar de sus dos hermanos mayores. Lisbon terminó decidiendose por visitar a Ryan uno de esos días, en la cárcel, con esperanzas de que él la ayudara. Pero no fue así.
Tommy Lisbon, su hermano, incluso donó sangre para ella y de paso lo visitó en un corto tiempo de hermanos. Y lo agradecía muchísimo, pues fue efectivo e irónico. Su hermano podía donarle sangre y ella misma no.
