30. Mejillas sonrosadas

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iv. MEJILLAS SONROSADAS

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CONTRARIO A LO QUE A UNO LE GUSTA, La vida de adulto pasa rápido. De niños decimos "Quiero ya crecer y poder hacer lo que quiera" y de adulto te sorprende lo viejo que estás y que el tiempo vuele. Harper hizo una mueca viendo su reloj notando que habían pasado ya siete horas de viaje y aún no llegaba al estado de California.

El tiempo pasaba rápido, si, pero los viajes aburridos no.

Hace algunos meses, cuando fue toda una heroína en la alcaldía que había sido atracada y demostró que un hombre fue inocente y expuso a un policía corrupto, había sido tapa de algunos diarios y mención honorífica de noticiarios. Pero lo que más la volvió reconocida fue que salvó a la esposa del alcalde y éste comenzó a correr la voz sobre la brillante chica de -en ese momento- veintitrés años, consultora de la policía, de reflejos ágiles y mente tan veloz como la luz. No era por presumir, pero esas fueron exactamente las palabras.
Desde ese suceso, y luego con la llegada de Luther Wainright como director interino del CBI, había sido llamada por distintas escuelas, seminarios, y charlas abiertas con respecto a criminología. En dos meses, cuando otros tardan seis, entró como alumna en prácticas del CBI y las oportunidades no dejaban de presentarse.

Pero aún así, no estaba contenta. Y no sabía qué era lo que le faltaba. Era joven, dinero no le faltaba, amigos tampoco, y trabajo tenía asegurado hasta por unos mínimo diez años. A pesar de todo lo bueno, a veces sentía que vivía su vida en automático. Y sabía de otros a los que les sucedía así.

Previo a enterarse de que en realidad era hija de un empresario bastante adinerado, seguía sin ser muy cercana a su madre Lilith y a su no-padre Christopher. Claramente ambos tenían preferencia por los hijos que habían nacido de su amor y no por la que nació de un impulso de enojo y un amigo no tan fiel. Pero aún así, Chris le daba lecciones como si fuera un tutor y ella siempre lo escuchó. Por más que fuera un hombre algo desagradable.

Christopher decía que cada invento humano eran placebos, no había ninguno que te de la real felicidad porque la real felicidad nace de la naturalidad. Y no persiste.

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⏰ Última actualización: Jun 03 ⏰

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¹𝗖𝗢𝗣𝗬𝗖𝗔𝗧; el mentalista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora