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iv. AL PRIMER RUBOR
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HARPER VERIFICÓ TENER LA PLACA BIEN AJUSTADA, Y se colocó el cinturón mientras tanto mirándose en el espejo de su baño. Se sentía perdida en su propia vida y en lo que había logrado ya, más aún con la sensibilidad al saber que en ese mismo momento estaba naciendo su ya quinta hermana (esta vez de parte de su padre) y nuevamente no estaba ahí.
Y la crisis de los veinte le había llegado, con algo de retraso.
Ahora como cadete de la policía tenía que cumplir un horario como el resto de agentes, y la verdad no podía quejarse porque tenía un trato muy especial. Era una privilegiada desde que a Bertram se le ocurrió hablar de ella en todas las reuniones políticas que participara. Pero algo de eso la terminaba extrañando e incomodando. ¿En qué se beneficiaban los políticos con ella como policía? Se lo había preguntado a Jane y este se le rió a carcajadas, incrédulo, pero realmente no lo entendía.
Y Jane era un caso muy especial en todo esto. Lo había dramatizado bastante y repetía y repetía que estaba pasando un duelo por su niña, ahora un peón más de la sociedad. Mientras tanto ella seguía confundida por lo rápido que pasaba la vida, y si, sonaba mas dramática ella diciéndolo así, pero era cierto que eso sentía.
Lo loco era que siquiera era una agente normal. No tenía potestad de detener gente, ni pertenecía a una brigada normal, y mucho menos tenía el arma reglamentaria. Por eso Jane le decía que era un título del gobierno para decirle "Nos perteneces".
De todas formas, se sentía grande con la placa colgada en el cuello.
Salió de su baño, respondió algunos mensajes de WhatsApp y frunció el ceño al ver que Wayne había hecho un grupo. Allí también sentía la crisis de sentirse vieja al no llevarse bien con las nuevas cosas tecnológicas. Y es que de cierto modo ya no se encontraba con gente de su edad seguido, a menos que Summer apareciera por las oficinas.
