Miradas secretas, fiestas y ¿encuentros a media noche?

30 5 0
                                    


Mamá ya está en casa cuando llego y nos ponemos al día durante la cena.

- Vas a necesitar un coche, no quiero que vayas sola por la calle cuando sales a las nueve de la noche- me dice mirando mi horario- yo necesito el Prius para ir al hospital.

Mi primer día de trabajo me sirve para aprender las rutinas del supermercado. Chris resulta ser muy amable y me lo va explicando todo, pero Layla y Luna se muestran recelosas.

- Nos tomamos el primer turno de descanso- dice Layla sin negociar nada con nosotros.

- Bien, como queráis- responde Chris con indiferencia- vamos, tenemos que marcar toda esta sección.

- ¿Qué les pasa a esas dos contigo?

- Piensan que Lola se ha ido por mi culpa.

- Y ¿se ha ido por tu culpa? – me mira serio.

- Puede, pero la decisión ha sido suya, yo no he tenido nada que ver en eso.

- ¿Era tu novia? – los celos han podido conmigo y hago esa pregunta sin pensar. Me mira con los ojos como platos sin creer que se lo haya preguntado.

- No pareces la típica niña cotilla- elude la respuesta.

- No lo soy, perdona, no quería entrometerme en tus cosas. Lo he preguntado sin pensar- él suaviza el gesto ante mi disculpa.

- Fue mi novia, hace un tiempo- me sorprende con una confesión- se acabó hace un año. Ellas tres son muy amigas.

- Layla, Lola y Luna – digo en voz alta riendo- parece el título de una serie infantil- él me sonríe y me señala otro estante para marcar.

- No se lo digas, ellas no se lo tomarán bien- me aconseja- yo hago los estantes altos, no quiero que te mates el primer día- me sonrojo al ver que recuerda nuestro primer encuentro.

- Esperaba que ya lo hubieses olvidado- digo roja como un tomate. Es la segunda vez que me lo recuerda.

- Imposible. ¿Ir a por cereales y que me caiga una chica en los brazos? Creo que es el mejor primer encuentro de mi vida, al menos el más original- Estaba hablando con naturalidad, con frases largas y bromeando. No parecía la misma persona que en el instituto- ¿qué miras?

- Nada, que no pareces el mismo que en clase- se queda serio otra vez.

- Es porque no quiero estar en clase- entiendo por qué. Todo el mundo chismorrea sobre él.

- Y ¿quieres estar aquí?

- Bueno, no es tan malo y me pagan por un trabajo sencillo.

- Pensaba que, bueno, en el instituto dicen que eres rico, que heredaste una fortuna de tu – me quedo callada, no quiero ser entrometida ni chismosa ni recordarle la muerte de su madre- perdona.

- Lo tendré cuando cumpla los dieciocho, suponiendo que mi padre haya dejado algo. Ahora no tengo nada- hace una pausa- no creas todos los chismes sobre mí. La gente habla de lo que no entiende.

- ¿Vendrás esta tarde a la playa? – pregunto mientras estamos en nuestro tiempo de descanso.

- No, yo no voy a fiestas, no salgo con nadie y no tengo amigos- responde todo de un tirón- ese chisme sí puedes creerlo.

- Vaya. Ese era el menos creíble de todos- bromeo. Él me dedica una sonrisa y hace un gesto burlón.

Así parece casi una persona normal de su edad.

Latidos SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora