Chris

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CHRIS

No puedo creer que lleguen tan pronto. Menos mal que Katie estaba pendiente.

Salto la valla corriendo y subo hasta mi antigua habitación, ahora ocupada por una de las niñas de Kath.

Todavía no han entrado. Continúan sacando las maletas del coche. Agradezco que esas dos pequeñas bestias nunca hagan caso de nada y los retrasen un poco.

Subo a mi buhardilla, me quito las zapatillas y la camiseta, que dejo tirada con descuido sobre el escritorio y me tumbo en la cama a continuar mi partida del Call of Duty.

- Chris, hemos llegado- es mi padre que aparece asomando la cabeza.

- Vale- respondo como si no me importase.

- ¿Qué haces? – me parece obvio, pero tengo que responder.

- Jugar un rato.

- Podrías estar estudiando.

- He estado todo el día estudiando. Como no me dejas salir.

- Ya sabes porque no puedes salir, no vamos a tener otra vez esta conversación.

- Vale- es mi manera de decirle que puede irse.

- ¿Cómo ha ido el fin de semana?

- Bien, ya lo sabes. Me has llamado doce veces en dos días- me sonríe.

- ¿Qué tal la comida con las vecinas?

- Ya te lo dije ayer. Bien. Rose fue amable. Mia, como siempre. No me traga, como todo el mundo en el instituto- sonríe complacido. Parece que disfruta viendo que soy un inadaptado- hoy me han traído comida. Me ha sobrado algo, está en la nevera. Cocina bien.

- Parece amable.

- Creo que se siente culpable por ocupar el puesto de mamá- no debería haber dicho eso. Nunca quiere que la mencione.

- Eso es una tontería, esa mujer ha venido a ocupar una vacante, no creo que le importe demasiado quien la ocupó antes.

- Puede ser, solo te he dicho mi impresión.

- Baja a saludar a Kath y a tus hermanas.

- Creo que esas dos pequeñas bestias sobrevivirán sin que les dé la bienvenida- no quiero salir de mi habitación y encontrarme con Kath ocupando el espacio de mi madre.

- No seas tan arisco con ellas y ponte una camiseta, ya sabes que no me gusta que vayas medio desnudo por casa cuando están las niñas.

- No estaban las niñas, no voy por casa, estoy en "mi habitación"- insisto en lo de mi habitación porque es el sitio al que me ha relegado con la llegada de su nueva familia- y aquí no hay aire acondicionado. Hace calor.

- Sí, ya, y huele a cuadra. Ponte una camiseta y baja a saludar. Se amable- su cabeza desaparece.

Me pongo la camiseta y bajo. Las niñas están discutiendo por algo, como siempre cuando no estoy yo delante, si estoy yo, discuten conmigo. Kath está guardando cosas en la cocina.

Me recuerda a mi madre y me entran ganas de llorar. Respiro hondo.

- Hola, ¿Cómo ha ido el fin de semana? – pregunto a Kath intentando ser amable.

- Muy bien, deberías venir la semana que viene, se está muy bien en la playa- me alegro de que le guste "mi casa de la playa". Es parte de la herencia de mi madre y todavía no he vuelto desde que murió, pero ellos parece que sí que la están disfrutando.

- Hola feo- Rosalyn, la pequeña bruja de nueve años llega a la cocina y me saluda con una patada en la espinilla.

- Hola bruja- saludo para fastidiarla, me toco la espinilla, me ha hecho daño- ya eres mayor para esto, ¿no?

Nadie las riñe por nada y es como si no madurasen nunca.

- Chris, no la fastidies, es pequeña- dice mi padre. La pequeña bruja sonríe complacida y se abraza a él.

- Hola deshecho social- Es Lissy, la bestia mayor. Tiene doce años, me mira con descaro siempre y es insoportable.

- Buen piropo, sí señor. Ya veo que has estado aprendiendo palabras nuevas.

- ¡Chris! No te metas con ella.

Por lo visto mi padre no ha escuchado que me ha llamado deshecho social a pesar de que han reído al escucharlo.

- ¿Puedo volver a mi habitación? – no quiero continuar aquí. Me estoy ahogando.

- Ayuda a las niñas con su equipaje- ordena mi padre.

Las dos me miran satisfechas mientras subo sus maletas. Lissy se ha quedado con mi antiguo dormitorio y Rosalyn con la habitación de invitados que ya no tenemos.

Dejo la maleta de Lissy en la puerta y la de Rosalyn sobre su cama.

- No has metido mi maleta- protesta Lissy.

- Te la he subido las escaleras. Puedes meterla tú.

- A Rossy se la has dejado sobre la cama- me dan ganas de arrancarle la cabeza.

Me planto delante de ella y cojo la maleta dejándola sobre su cama.

- ¿Bien aquí? – preguntó conteniéndome de decirle una barbaridad.

- Ayúdame a sacar la ropa mientras me ducho.

- No pienso tocar tu ropa- me niego y salgo de la habitación.

- A mí ¿me puedes ayudar? No llego a colgar la ropa- Rosalyn se muestra siempre más amable cuando no está su hermana o su madre delante.

- Sí, claro- sonrío al ver a la niña delante del montón de ropa que ha sacado de la maleta sin ningún orden.

Le guardo la ropa y salgo de la habitación. Ni siquiera da las gracias.

Vuelvo a la buhardilla hasta la hora de la cena. Escucho sus voces por la casa. Me pongo música.




Latidos SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora