Cotilleos y más cotilleos

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Chris camina delante de mí de camino al instituto. Sé que me ha visto, pero me ha ignorado.

- ¡Mia! – es Katie que me llama desde la otra acera. Le saludo con la mano y me acerco a ella.

- Buenos días.

- La fiesta fue genial, ¿verdad?

- Sí, una noche memorable- digo refiriéndome más a lo que sucedió al llegar a casa. Chris está parado delante de nosotras y sé que me ha escuchado. No muestra ninguna reacción.

Entro en clase y él ya está allí, rebuscando los libros en su mochila.

Me siento y saco la portada para nuestro trabajo.

- Mi valiosa aportación a nuestro trabajo de Economía- digo entregándosela. La mira y la coge.

- Muy bonita- dice serio- esto ¿lo hiciste después de tu noche "memorable"? – pregunta sin mostrar ninguna expresividad.

- Sí, dormí bien, a pesar de todo- me mira sorprendido mientras grapa mi portada al resto del trabajo.

- Atiende a la clase- terminó nuestra conversación.

Durante el almuerzo, las chicas intentan quedar para el próximo fin de semana. Quieren ir de compras y a merendar.

- Yo no podré, tengo turno en el súper- ya les he contado que empecé a trabajar allí, así que no se sorprenden.

- Pasaremos a verte- dice Abby.

- Yo tampoco podré- avisa Katie- Este fin de semana vienen mis hermanos para el cumpleaños de mi madre. No puedo quedar el sábado.

- Pensaba que solo tenías un hermano- no sé por qué hice esa suposición.

- No, somos cuatro. Tengo tres hermanos mayores. Están todos en la universidad.

Me explica que tiene dos hermanas gemelas cuatro años mayores que ella, su hermano Luke, que acaba de cumplir los dieciocho y ella, que todavía tiene dieciséis.

Para una hija única como yo, tener tantos hermanos es como un sueño, aunque me lo pinten como una pesadilla.

Me decepciono cuando Chris no aparece en el entrenamiento. Es el segundo lunes que falta, pero el entrenador no pregunta por él.

Llego corriendo para cumplir con mi turno en el súper y me sorprende verlo allí cambiándose.

- Date prisa, llegas tarde- me dice dejándome pasar al vestidor- ¿quieres que vigile?

- ¿Vas a mirar?

- Si te molesta, no- dice serio.

- No me molesta- Su cara de sorpresa es para hacerle una foto. ¿Por qué he dicho eso? ¿cómo no va a molestarme que me mire mientras me cambio? Aunque, si lo pienso bien, no me molesta que él me mire.

Me está esperando cuando salgo del vestidor. Le miro bien y le coloco la corbata en su sitio.

- Gracias- me dice sorprendido.

Apenas coincidimos durante todo el turno. Me toca quedarme en la caja con Layla, que no deja de cotorrear en toda la tarde. Tiene chismes de todos los clientes. Me da dolor de cabeza.

Prefiero marcar los precios y reponer estantes con Chris.

Mi turno termina a las ocho y vuelvo a encontrarme con él en el vestidor.

Latidos SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora