MIA
La ayuda de Chris hace efecto y creo que he aprobado el examen.
- Es la primera vez que entiendo las preguntas- le digo al terminar.
- Me alegro. Espero que apruebes, no era fácil- dice recogiendo sus cosas- me voy después del turno del super. Te veo el lunes. Gracias por hacerme el turno de mañana.
- No es nada. Pásalo bien.
- Es una broma, ¿no?
Me encojo de hombros y él sonríe.
- Disfruta con tu padre- me dice él.
- Eso sí que es una broma- digo yo riendo.
Llego a mi turno del súper y veo a la familia de Chris en el coche esperándolo. No me han visto, así que entro rápido para verlo en el vestidor.
- Has venido pronto- me dice cogiendo su mochila.
- Quería verte antes de que te fueras- confieso.
- Esperaba que lo hicieras- sonríe.
Me acerco a él y le beso.
- ¿Un beso de despedida? – bromea.
- Para que no me olvides este fin de semana en la playa- digo con altivez.
- Como si pudiera olvidarte algún segundo de mi vida- me besa de nuevo- tengo que irme. Me esperan fuera.
- Sí, los he visto.
- Hasta el lunes.
- Hasta el lunes. ¿Puedo preguntarte dudas de economía?
- Claro- dice riendo- espero ansioso poder resolver tus dudas.
He quedado con el idiota y su familia para cenar y le he pedido que pasen a buscarme por el súper.
Me cambio y me pongo un vestido y una cazadora con zapatillas y salgo a encontrarme con ellos.
- ¿Papá? – digo poniéndome frente a él. Me ha visto llegar y ni siquiera me ha conocido. Me mira de arriba abajo antes de hablar.
- ¡Mia! ¡Qué mayor estás!
- Y ¡qué guapa! – ahí está Kaitlin, se me acerca y me abraza dándome dos besos en las mejillas.
- ¡Ya eres toda una mujer! – esa típica expresión de padre me molesta y corrobora que n tiene ni idea de la edad que tengo.
- Papá, tengo 17, no 12- le digo disimulando mi disgusto con una sonrisa.
- ¡Mia! – es el pequeño Rick, le han puesto el mismo nombre que mi padre y le llaman Junior, así son de originales.
- ¡Junior! – el niño ha crecido desde la última vez. Viene hasta mí y lo levanto en brazos.
- ¡Cómo pesas ya! ¿estás entrenando! – bromeo con él, pues le gusta entrenar conmigo cuando estoy en su casa y viene siempre detrás de mí.
- Sí, claro. Voy a ser tan rápido como tú- sonrío al escucharlo.
Layla sale del súper y se nos queda mirando sin disimulo.
- Mia, te veo mañana- nunca me habla y sé que se ha acercado para cotillear. Mira mi padre con interés.
Mi padre es idiota, pero es un hombre joven y atlético. Puedo decir que he heredado de él mi capacidad para el deporte.
ESTÁS LEYENDO
Latidos Secretos
Teen FictionMia se ve obligada a dejar todo lo que conoce y a empezar una nueva vida en la que se encontrará con el amor. Una serie de encuentros y casualidades cambiarán su vida para siempre. SE PROHIBE TOTALMENTE SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA CON T...