Killer Queen [Loki y tu]

59.- Esferas

[Comenten que me encanta leerlas <3]

Salimos del mundo cuántico con éxito y sonreí al ver a papá sobre la misma plataforma donde me encontraba. Sin poder evitarlo lo abracé, feliz porque estaba perfectamente, he incluso me atrevería a decir que más feliz. 

- ¿Qué tal tu aventura? -le pregunté con una sonrisa mientras me sacaba el casco.- 

- Un caos.- rió levemente mientras negaba y repetía mi acción.- ¿Sabes? Confirmo que los Starks somos todos iguales. 

- Sí, igual de facheros.- bromeé, ya indagaría luego más de lo sucedido para que me haya dicho eso.- Por nuestro lado, todo bien. Aunque nos descubrieron, pero nada que nos genere problemas. 

- ¿Loki? 

- Eso hubiera sido un problema.- rodé los ojos recordando lo terco y egoísta que era antes de mantener una relación.- La reina, Frigga. De ahí, nada relevante. ¿Y ustedes?

- Eh... ¡vi al Loko! sí, pero no pasó nada con él. No cambiamos nada respecto a él. 

Caminamos hacia la cocina del recinto para comer una merienda mientras esperábamos que los demás llegaran de sus viajes. Aprovechamos para hacer una videollamada con nuestra familia, claramente evadiendo las preguntas sobre qué hacíamos, sin embargo tuvimos que terminarla cuando escuchamos un fuerte golpe en la sala de la máquina. Corrimos hacia allí, para encontrarnos con todos, excepto Natasha. Repentinamente, todos los pensamientos de los presentes en la habitación irrumpieron mi mente, prevaleciendo la de Barton y sus lamentos frente a la muerte de nuestra compañera. Me apoyé en papá para evitar caer por la intensidad de los mensajes;  a su vez que más voces aparecían en mi cabeza, voces que no provenían de las personas presentes, las gemas... todas juntas.

Decidí salir un momento a respirar antes de poner las gemas en un guantelete que habíamos preparado con nanotecnología. Me senté a la orilla del lago afuera de las instalaciones. Inevitablemente pensé en Natasha; si bien había tenido a Peper presente en mi vida desde mucho antes, siempre había sido más una figura recta y materna; en cambio Nat fue mi primera amiga, con quien hablaba de chismes que me llegaba a enterar trabajando con Strange, o que me recomendaba lugares para llevar a Loki cuando vivíamos en la torre, incluso llegó a amenzarlo cuando no nos habíamos hablado por un par de días debido a una pelea que él provocó. Sonreí nostálgica, pensando en todo el tiempo que había pasado, todo lo que crecí. Las referencias a películas ya no me salían tan natural como antes... pero como siempre me anima Tom: "los 30 son los nuevos 20, mamá". Al recordar a mi hijo me vino a la mente la imagen fresca de Loki en su celda, ¿cómo hubiera sido todo este proceso con él?, estoy segura que habría intentado ser el mejor padre, aunque debería de dejar de pensar en el pasado e hacerme la idea de que estamos muy cerca de averiguar si Loki podrá acompañarnos al primer día de primaria de nuestro hijo. Suspiré volviendo a la realidad y a lo que tendríamos que enfrentarnos en pocos minutos, recordando todos los mensajes que las gemas y las palabras del libro de Strange hace muchos años. Miré mi reflejo en el agua, y podría haber vuelto a estar absorta en mis pensamientos pero vi movimiento en uno de los sitios de descanso que había al rededor del lago.

Aprecié como Banner lanzaba un banco por los cielos, sonreí lamentándome por haber relacionado ello con el crack del 29... sí, estoy mayor ya.

Me levanté y estiré mis extremidades, intentando ganar tiempo antes de que empiece lo fuerte. Caminé hacia uno de los laboratorios y allí ya estaba Rocket con todas las gemas. Para no tener que esperar, empecé a colocar cuidadosamente un par de ellas con la máquina especial que teníamos con la cual no era necesario establecer ningún tipo de contacto. En unos 10 minutos después, papá y Banner se nos unieron. Le pasé el mando al mayor y el terminó de completarlo. Nos quedamos un par de segundos apreciando que había funcionado, pero el mapache tenía que arruinar lo pasible del momento asustándonos, felizmente (para mi) reaccioné por instinto y lo golpeé. Llevamos el guante a la sala de estar para que pudiéramos coordinar en equipo cuál sería el siguiente paso.