Varios años después.
Desde aquella fría madrugada del mes de octubre del año dos mil veintiuno han pasado demasiadas cosas. Tantos recuerdos, tantas anécdotas que hay por contar sobre lo sucedido en esa ocasión.
Esa noche parecía normal a los ojos de otros; jóvenes que solo salían a divertirse como cada fin de semana y olvidarse por un momento de la rutina que los ajetreaba de lunes a viernes. Pero para ese par de desconocidos era el comienzo de una nueva historia que marcaría para siempre la vida de ambos.
El lugar indicado fue aquel puente peatonal, el momento menos romántico. Pero en el instante preciso para que el destino hiciera de las suyas y ocasionara un sinfín de sentimientos que quizás debieron quedar en el olvido, por el simple hecho de que tal vez no volverían a verse el resto de sus vidas. Sin embargo, la insistencia por saber quién era esa chica que lo salvó de cometer la peor locura de su vida, lo llevó a comenzar una búsqueda casi imposible para dar con esa jovencita.
Una chica lo suficientemente madura y audaz, pensaba día y noche en esa persona que salvó ayudándole a razonar sobre la terrible decisión que había tomado. Ella no tenía la más mínima idea de que una persona la buscaba desesperadamente hasta lograr su objetivo...
—Ay no, no me gusta, siento que le hace falta algo más...
Reviso una y otra vez mis apuntes, incluso me duele la mano de tanto que he escrito, pero al final termino botando la hoja de papel y comienzo desde cero.
Sin duda, comenzar una historia, a pesar de que tienes una gran inspiración, suele ser algo difícil para nosotras las escritoras novatas.
El pequeño cesto de basura ya está casi lleno, mi cuaderno ya tiene pocas hojas de tanto que le arrancado, entonces comienzo a sentirme culpable porque estoy desperdiciando demasiado papel. Creí que sentarme frente al ventanal de mi habitación me inspiraría para concluir esto. He terminado con casi toda la historia, pero tengo este grave problema con el final: el bloqueo de escritor.
—Necesito la voz de la experta en esto —me digo a mí misma mientras rasco mi cabeza por la falta de ideas.
—¿Otra vez hablando sola? —Escucho que alguien habla desde la entrada de mi habitación—. Eres muy rara.
Giro sobre mi silla de escritorio y veo a un jovenzuelo verme con el entrecejo hundido. Es mi hermano.
—Acostúmbrate, me gusta tener una buena opinión y qué mejor que la mía —aclaro cerrando mi cuaderno y guardándolo en mi mochila. Él solo niega.
—Ya es hora de irnos. Mamá, papá y el otro latoso nos esperan. —Solo asentí mientras lo veo alejarse.
Mi hermano en ocasiones es un poco raro, está entrando en esa etapa de la adolescencia en que todo le molesta, o simplemente todo lo ve ridículo. Bien, no lo critico porque yo fui así, está cambiando tanto de humor como físicamente. Incluso varias de mis compañeras me preguntan por él, pero las ignoro. Uno está en su etapa de pubertad mientras el más pequeño apenas se obsesiona con los superhéroes que suelen pasar en la televisión, es un poco hiperactivo, por eso el sobrenombre de latoso.
Estoy a punto de salir no sin antes tomar mi cámara de fotografías instantánea que me obsequiaron hace un año por mi cumpleaños dieciocho. La atesoro demasiado ya que significa mucho para mí, no salgo a ningún lado sin ella.
Salimos de casa y subimos al auto de papá para ir a nuestro destino que se encuentra a un par de horas de aquí, se trata de una residencia que le ha pertenecido a la familia desde hace ya varios años. Hoy es un día importante y todos se reunirán en ese lugar.
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Por volverte a ver [Completa✔]
RomanceFernando y Bárbara son polos opuestos, muy difícilmente podían coincidir en algún momento en la vida, pero por ordenes del destino sucedió. • • • • • • Él, sentía que su vida se acababa poco a poco. Ella, estaba buscando una sal...