Dieciséis

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Capítulo 2/3 por si te salió primero este.


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Fernando


—Oye, Toni... Toni...

Entro a la habitación de mi hermano y me acerco a él para corroborar que respira. Y después de hacerlo tomo una almohada y lo golpeo. Ya pasa de las dos de la tarde, es domingo y este sujeto sigue acostado con el cuerpo envuelto entre el edredón hasta la cabeza.

—¿Sigues vivo, verdad? —inquiero, lo escucho que se queja un poco y salgo de mi duda. Siento que mi alma está en paz, pero tengo que moverlo—. ¡Despierta!

Anoche salió de fiesta con Marlene y por lo visto bebió de más. Llegó cerca de las cinco de la mañana y le ayudé a llegar a su habitación a mitad del pasillo. Además tuve que recoger y limpiar el desastre que ha hecho en parte de la sala y en el baño. No diré detalles pero ya se imaginaran de qué hablo.

—Déjame en paz —habla en voz baja, se remueve aún envuelto sin descubrirse—. Sal de mi habitación.

—Necesito hacer la despensa y sabes que no puedo hacerlo sin ti.

—No pasa nada si vas solo. —Se descubre la cabeza y su cabello esta hecho un desastre al igual que su cara. Parece que estuviera enfermo de una terrible gripe.

—Queda comprobado que anoche llegaste por puro milagro. Aún llevas tu ropa puesta, sin contar lo que dejaste en tu recorrido hasta llegar a tu habitación. Te he dicho miles de veces que si no controlas lo que ingieres no bebas tanto.

—Mmm... ¿Lo siento? —dice mientras me ve con un ojo cerrado, vuelve a recostarse con la intención de seguir durmiendo.

—¡Ah, no! Ya levántate y limpia los utensilios de limpieza que han quedado hecho un asco por tu culpa. —Lo remuevo una y otra vez.

—Cinco minutos más, por favor.

—No.

Respondo en tono serio, me acerco a los ventanales y abro las persianas para que pueda entrar la luz solar, aunque fuese un poco, ya que el día está nublado y haciendo frío.

—¡Mis ojos! —expresa, se cubre en cuestión de segundos y jalo el edredón hasta dejarlo completamente descubierto—. ¡Tengo frio!

—No seas llorón. El clima está perfecto a comparación de afuera. —Le señalo hacia afuera mientras él se trata el rostro con una almohada—. ¡Anda, levántate! Te prepararé algo para esa resaca.

—Solo quiero seguir durmiendo.

—No, te levantarás ahora mismo y harás lo que te pedí. Si no sabes beber no lo hagas con tal de quedar bien con Marlene.

Por volverte a ver [Completa✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora