Bárbara
—Me gusta tu abrigo, es muy lindo.
Escucho a la señora Marcela en cuanto bajamos al salón principal y camino a donde ella se encuentra, que es el área de la cocina.
—Gracias. Fue un regalo de mi abuela —le digo con una sonrisa—. Y usted se ve muy bien esta noche.
—Gracias, de verdad. Estaba dudando en usarlo, pero al final me animé.
—Es muy lindo, me gusta el color.
Lleva puesto un abrigo de color camel, le ajusta bien a su figura y es un color que le va bien a su estilo. Ella siempre sabe cómo lucir guapísima.
Todos han salido al jardín, solamente faltamos Fer y yo. No, no pasó nada, solo una sesión de besos ya que desde que llegamos no habíamos tenido tiempo de eso, que la verdad fue más intensa que las anteriores que hemos tenido. Además de darle consejos de cómo hacer un buen ejercicio y que tu masa muscular aumente, pues me ha visto en ropa interior y ha elogiado mi cuerpo.
—¿Le puedo ayudar en algo? —le pregunto ya que veo que hay mucho por llevar al jardín.
—Claro, hace falta llevar la botana.
—Está bien, yo la llevo.
La veo salir al área donde todos se encuentran, y entro a la cocina por el plato lleno de papas fritas y demás que hacía falta llevar. Escucho a Fernando acercarse a mi lugar, me encanta verlo vestido con colores oscuros; ese abrigo negro le queda bien y lo hacen verse más atractivo de lo que ya es.
Se detiene justo a mi lado, pegándose un poco más a mí. Comienza a ver hacia el jardín, como si tratara de verificar que nadie venga, entonces, se acerca a mi oído.
—Mamá mencionó que le gusta tu abrigo, a mí me gusta ese pantalón que llevas puesto. Tu trasero resalta demasiado y me gusta. —Seguido de eso, me da una ligera palmada y doy un pequeño brinco.
Hemos entrado en demasiada confianza esta noche que contrario a que me moleste eso me ha gustado. Él toma uno de los platos con la botana, sale de la cocina y se detiene justo en el marco de la puerta, está esperándome. Enarco una ceja y llevo lo restante.
—¿Qué es lo que pretendes, Fernando? —le pregunto mientras me detengo justo a su lado.
—No sé de qué hablas —responde desviando su vista hacia otro lado.
—Ah, no te hagas el que no sabe. —Le doy un ligero empujoncito con mi brazo—. Estás provocándome.
—¿Yo? ¿Provocándote? —inquiere y lo veo—. Bueno, tal vez poquito.
Me guiña un ojo y se aproxima a la mesa donde han puesto la comida que van a preparar para la cena.
Hoy por la mañana estábamos tranquilos solo pensando en lo bien que la vamos a pasar este fin de semana. Y ahora estamos en un pequeño juego, de esos en donde veremos quién cae primero en la provocación.
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Por volverte a ver [Completa✔]
RomanceFernando y Bárbara son polos opuestos, muy difícilmente podían coincidir en algún momento en la vida, pero por ordenes del destino sucedió. • • • • • • Él, sentía que su vida se acababa poco a poco. Ella, estaba buscando una sal...