Cinco

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Bárbara


Después de cenar los tacos que Dacia me había comprado hicimos una especie de pijamada improvisada, dormimos en mi habitación para charlar sobre algunas cosas. Hicimos palomitas y vimos películas en Netflix hasta tarde. Me encanta tenerla como hermana, sin duda es un gran apoyo ahora que terminé con Javier. Ella y yo siempre nos hemos llevado de maravilla, nos apoyamos en todo. En lo único que no coincidimos es en prestarnos la ropa, a veces tenemos conflicto por ese detalle. Pero lo demás está bien.

Ya es de madrugada y no puedo conciliar el sueño, ella ya está dormida, incluso en el quinto sueño porque la escucho roncar por lo bajito. No entiendo cómo lo hace, por mi parte, primero tengo que dar un montón de vueltas sobre la cama y mantener la mente en blanco, lo que es imposible. Me levanté un momento y me acerqué a la ventana para cerrarla, ya que entra una brisa fría y me da escalofríos. En cuanto me paré frente a ella noté que el cielo estaba lleno de estrellas, además de que la luna se ve en todo su esplendor. Jamás lo había visto así, se ve muy lindo. Lo contemplé un momento y sonreí. La verdad es realmente bello ver el cielo de esa manera, le da un toque romántico.

No puedo negar que el haber terminado con Javier me entristece. No solamente fuimos novios, primero llegamos a ser grandes amigos y en verdad es un poco difícil. Creo que debí haber pensado mejor la decisión de tener algo más con él y mejor conservar nuestra amistad, pero sentía algo más y decidí arriesgarme. Ya no es momento de lamentarse, todo terminó y tengo que aceptarlo. Suspire y la cerré para regresar a la cama no sin antes darle un último vistazo al cielo.

El sábado ha llegado y Dacia me hace compañía para visitar a Gael al salón de belleza en el que trabaja. Papá nos prestó su auto en esta ocasión así que será más fácil llegar a nuestro destino. Llegamos y veo que está platicando con Fabian, mejor conocido como Fabi, su amigo. En cuanto me ve, se levanta de uno de los sofás y se acerca a mí.

—Bárbara, amiga, ven aquí. —Me extiende los brazos para darme un abrazo.

—Hola, Gael —suspiré en ese abrazo tan reconfortante. En cuanto nos separamos colocó sus manos en mis hombros.

—Amiga, solo quiero decirte que no estés triste. Eres demasiado bella para ese esperpento, siempre te lo dije y nunca me hiciste caso.

—Gracias —dije entre risas—. Y quiero decirte que no estoy tan triste, lo he sobrellevado bastante bien.

—Me alegro por ti, la verdad te ves bien, incluso creo que mejor que antes —dice con orgullo y sonrío.

—¿Crees eso? —inquiero.

—Claro. Tu mirada ha cambiado y tu brillo regresa poco a poco. Es momento de enfocarte en ti y trabajar en todo aquello que hiciste a un lado, ¿de acuerdo? Toma esto como un favor que te ha hecho al dejarte ser más feliz.

Por volverte a ver [Completa✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora