[FANFIC SUJETO A EDICIÓN Y CORRECCIÓN]
Muchos pensaban en Suki como una chica afortunada. Hija menor de la cabeza del clan Uchiha, con un gemelo y un hermano mayor talentosos y admirados. Pero la realidad no es como todos la creen. Ser hija de la ca...
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★Shisui★
Refregué el cansancio de mi vista, pero la presión tensa que existía en mi cabeza no había forma de eliminarla. La reunión del clan fue realmente extensa y en un momento se pidió a varios de los presentes que abandonen el lugar, dejando solo que unos pocos continúen la charla, para no levantar sospechas sobre lo que hacíamos. Yo no fui uno de los que abandonaron. Era casi media tarde cuando la reunión se dio por acabada y no tardé más de cinco minutos en volver a estar en el hospital, a un lado de una durmiente Suki en la que no había dejado de pensar en ningún momento.
Cuando entrada la madrugada de hoy Sasuke llegó a la puerta de mi casa diciendo que buscaba por su hermana me preocupé. Sin siquiera pensarlo correctamente fui directo al campo de entrenamiento en el que solía citarla Aburame Shiro y logré verla correr dentro de la espesa arboleda ignorando los llamados de su sensei ¿Qué había sucedido? Para cuándo la alcancé y logré distinguir la evolución de su Sharingan antes de desmayarse me preocupé aún más.
“¿Lo viste?” Me había preguntado y la duda de saber a quién se refería me carcomía con una lentitud apabullante.
Tomé su mano más cercana entre ambas mías y aunque las manchas de sangre y suciedad que tenía cuando la encontré ya no estaban sí se podían distinguir las marcas que les dieron vida en su momento. Me concentré en cada parte por las que pasaban mis ojos, hasta encontrar los suyos semiabiertos observándome con atención.
Y antes de siquiera poder decir algo ella tomó palabra.
—¿Estoy muerta? —Murmuró aún adormilada, pero rápidamente entendí lo que hacía.
—Por suerte no lo estás —Había respondido tal cual lo había hecho la vez que despertó luego del coma.
—Necesito un beso para confirmar —Su voz sonando graciosa mientras sus labios formaban un piquito.
Y lo difícil que me era decirle que no.
—Suki —Reproché, pero me era difícil suprimir la sonrisa por la situación.
—No te importó besarme la última vez —Acusó deshaciendo su expresión para mirarme con un puchero fingido.
—Fue un accidente —Me había excusado con cierta indiferencia.
—Accidentémonos otra vez.
—Estás drogada —Aseguré negando repetidas veces evitando que nuestras miradas conecten.
—Estoy enamorada —Había confesado con decisión.
En la última ocasión ni siquiera podía hacer más que mirar a un punto muerto sin saber que decir, pero la situación había cambiado tanto en tan poco tiempo que ésta vez no soporté las ganas de buscar sus ojos. Me puse de pie soltando su mano mientras ella parecía haberse perdido en sus pensamientos y me acerqué hasta tomar su cara entre mis manos haciendo resaltar sus mejillas apretujadas entre mis palmas.
