[FANFIC SUJETO A EDICIÓN Y CORRECCIÓN]
Muchos pensaban en Suki como una chica afortunada. Hija menor de la cabeza del clan Uchiha, con un gemelo y un hermano mayor talentosos y admirados. Pero la realidad no es como todos la creen. Ser hija de la ca...
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★Suki★
—Hay algo que debo confesarte.
Traté de sonar segura, pero el temblor en mis palabras delataba que era algo serio. Debía hablar y dejar de fingir que no sabía nada.
Katsuro dejó de darle importancia al dango entre sus dedos por el momento y conectó sus ojos con los míos brindándome toda su atención.
—¿Debo preocuparme? —Bromeó dejando la comida a un lado y acomodándose mejor a mi lado sobre la manta que ocupamos para sentarnos sobre el césped— ¿Tienes algún dedo de más en el pie? ¿Te gustan las chicas acaso?
—Te mentí —Confesé. Su expresión se tornó suspicaz y no fui capaz de mantenerle la mirada mucho más tiempo decantando por ver a mis dedos jugar entre sí—. Las chicas no se comportan extraño porque creen que tú me gustes.
—No entiendo —Negó removiéndose incómodo en su lugar— ¿Entonces qué? ¿Qué es lo que escondes?
—Ellas saben que salgo contigo.
Mordí mi labio inferior entre mis dientes y el sudor ya tomaba el control de mis manos. Luego de varios segundos en silencio me obligué a mirarle solo para encontrarlo frotándose el rostro con frustración y murmurando un par de cosas para sí mismo.
—Lo siento —Me disculpé con arrepentimiento pero la risa sarcástica que salió de sus labios me shockeó.
—¿Lo sientes? ¿De verdad lo haces? —Preguntó con ironía sin siquiera mirarme— ¿Por qué no me dijiste la verdad desde el principio?
—No quería que peleemos y en cierta forma me acobardé —Me hundí de hombros y abracé mis rodillas contra mi pecho sintiéndome una niña siendo regañada.
—¿Casi tres semanas no fueron suficientes para tener el valor de hablar, Suki? —Cuestionó con molestia.
¿Se estaba enojando?
—Ya te pedí disculpas —Me defendí liberando un puchero de forma inconsciente— ¿Quieres que vuelva a hacerlo? Lo lamento.
—Una disculpa no va a solucionar el problema en el que acabas de meterme, Suki —Levantó su mirada hasta chocar con la mía y la oscura peligrosidad que emanaba me caló hasta lo más hondo dejándome sin palabras.
¿Problema? Fruncí el seño al oír aquello sintiéndome ofendida. Podía notar el color rojo en mis mejillas reflejando en sus pupilas, las cuales eran como dagas ocupando lugar en su rostro neutro.
—¿Es un problema para tí que mis amigas sepan sobre nuestra relación? —Inquirí.
—El problema no son tus amigas, es que tu no entiendes lo que sucede a tu alrededor —Explicó. Entonces pareció recordar algo que le llevó a apretar los dientes con violencia— ¿Le dijiste a alguien más sobre lo nuestro? Y no intentes volver a mentirme.
