Capitulo 25.

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Imposible.

Simplemente era imposible que ella estuviera embarazada, la imagen de un pequeño bebé apareció en su cabeza, y no pudo evitar sentirse algo contraída, pero el susto era mayor, no podia estar embarazada, menos de Edward. No es que aquello le desagradara, sino que era el hecho de que él era un vampiro.

¡Vampiro!

Los vampiros no pueden tener bebés, si bien, Evolet no era una vampiro, pero no creía que fuera posible que un vampiro tuviera la capacidad de embarazar a alguien, puesto que ella era una extraterrestre. Simplemente era algo imposible ante sus ojos, quería buscar alguna otra posible respuesta lógica ante lo que estaba pasando.

Volvió a mirar el reflejo de su barriga, y de nuevo, la imagen de un pequeño bebé apareció en su mente. Su vientre estaba perfectamente formado, una perfecta y pequeña curva se asomaba de entre su blusa. Se asustó de nuevo al pensar en como seria un bebé, mas bien, ¿Que seria ese bebé?

El bebé de un vampiro y una extraterrestre.

Un suave y pequeño golpecito que sintió desde dentro de ella la hizo bajar la mirada instintivamente, sus manos volaron de inmediato a su vientre y lo acarició. Apesar del miedo y la angustia, una sonrisa se asomó en sus labios, tan pequeña que era casi imperceptible.

Era su bebé. Suyo.

Fuese lo que fuese, ella era su madre, era su hijo o hija. Era el resultado del amor que habia entre ella y su esposo. En ese momento se permitió ver todas las cosas buenas que podían suceder, aunque su mente le dio una mala jugada en ese momento haciendo que pensara en Clarisse. Mas no se intimidó, pese a que ella fuese su hermana, la mataria si intentaba tocar a su bebé.

El teléfono de Edward empezó a sonar, mas no se dio vuelta suponiendo que él contrataría, pero no fue así. El teléfono sonó una, dos, tres veces y no paraba. Volteó a mirar a el vampiro, quien mostraba un semblante preocupado y asustado, quieto como una piedra, tan quieto que podria hacerse pasar por estatua.

¡Ring!¡Ring!¡Ring!

Sin soportarlo mas se acercó a su esposo y metio la mano en el bolsillo de su bermuda, donde su teléfono sonaba como loco, lo tomó entre su mano y por un momento creyó que él lo tomaría de vuelta para contestar él mismo, pero Edward continuaba perfectamente inmóvil. Evolet reconoció el numero de inmediato, deslizó su dedo por la pantalla del celular aceptando la llamada.

-Alice- saludó la rubia.

-¡Evolet! ¿¡Ev, te encuentras bien!?

-Amm, yo... si, creo. ¿Esta Carlisle ahí?- su voz sonaba insegura, y se habia percatado de que una de sus manos aun continuaba en su vientre.

-Si, él esta aqui. ¿Cual es el problema?

-No, yo no... no estoy cien por ciento segura...

-¿Edward esta bien?- preguntó Alice para después exigirle a Carlisle que se acercara- ¿Porqué no contestó el teléfono?- volvió a preguntar sin dejar responder a la rubia la pregunta anterior.

-No estoy segura, Alice. No lo se- dijo Evolet con un repentino desespero, sintiendo que pronto empezaría a hacer arcadas, pues su garganta dolía.

-¿Ev, que esta pasando? Sólo vi...- la pequeña Cullen se detuvo abruptamente dejando asustada a la rubia.

-¿Que?¿Que viste? ¡Alice!- gritó al no resivir respuesta mas que un silencio sepulcral.

-Aquí esta Carlisle.

Evolet esperó a que el Doctor le informara que estaba en el teléfono, mientras unos dos segundos pasaban lentamente, de nuevo una visión rapida la asaltó un pequeño y tierno bebé en sus brazos y en los de Edward. Un hijo.

Mi Planeta es un Crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora