Dos meses despues.
-Ven acá, niña.- decía Edward entre risas intentando atrapar a su traviesa hija.
Anastasia corría por toda la casa intentando alejarse de su padre mientras que su suave risa resonaba por toda la habitación. Su melena revuelta se movían al compás de sus apresurados pasos.
-¡No quiero!.- replicó aún riendo.
-¡Oh ya verás!- exclamaba el apuesto vampiro aún detras de ella.
Anastasia corrió hacia la sala con su padre detrás, dio la vuelta al gran sofá frente a la chimenea riendose al momento que su padre le siguió el juego. Despues agarró mas impulso y se dirigió de nuevo a su habitación. Su padre notó aquel movimiento y en cuanto ambos estuvieron dentro, el apuesto vampiro cerró la puerta, notando como su hija se subía a la cama.
-¡Te tengo!.- exclamó lanzandose sobre ella, abrazandola por la cintura y cayendo ambos acostados en la cama.- Pequeña traviesa.
-¡Papá!.- gritó la pequeña cuando su padre empezó a hacerle cosquillas.-¡Basta, basta!- se retorcia entre risas.
Edward detuvo su juego cuando notó que su pequeña de verdad ya no podía con sus risas. Se le quedó viendo notanto como sus ojos verdes brillaban, casi de la misma manera que los de su esposa.
-¿Porqué no simplemente esperamos a que la tía Alice me peine?- preguntó con un puchero.
El vampiro hizo una exclamación indignada.
-¿Me reemplazas con mi propia hermana?- preguntó con una mano en su pecho "Indignado".
-Ella hace los mejores peinados.- admitió.
-¡No es verdad! Yo hago los mejores peinados.- presumió el apuesto vampiro.
-Papá, no sabes hacer mas haya de un moño.- le dijo su hija.
Igual de directa que su madre.
Aquel pensamiento hizo sonreir a Edward. Su hermosa hija, quien ya aparentaba un poco mas de 10 años, tenía casi todos los habitos corporales que su esposa poseía. Y le era magnífico.
-Además de que tu siempre me jalas mi cabello.- replicó haciendo un puchero y acariciando su melena.
Aquel puchero tan típico de ella, le recordó, de nuevo, a su esposa. Ya que ella hacia el puchero tan seguido, como su esposa ponía los ojos en blanco.
-Vamos, sabes que no lo hago a propósito, mi pequeña.- replicó su padre abrazandola, aún ambos acostados en la pequeña cama de Anastasia.
-Lo sé.- respondió ella.- Yo Te amo, papá. Aunque seas malo peinando.
Aquel comentario saco las carcajadas del vampiro, siendo seguidas por las de la pequeña híbrida. Se quedaron un buen rato así acostados, disfrutando de ese hermoso momento padre-hija, algo que ambos siempre disfrutaban.
-¿Papá?
-Dime, cariño.
-¿Hoy también le preguntaras a la tía, Alice?- preguntó en susurro.
-Si, mi niña.- respondió sin dudar.
-¿Y crees que esta vez si tengamos noticias?
Aquel momento se tornó demasiado triste y melancólico para el vampiro. Sabía que su hija hace mucho notó que cada semana su padre le preguntaba a Alice por su esposa. Pese a que por fuera se veía fuerte y completamente bien, por dentro se desmoronaba cada vez más.
Necesitaba a su rubia junto a él.
-No lo sé, cariño.
Anastasia soltó un suspiro. Ella añoraba ver a su mamá, sabía que no sería como antes, que ella ya no la cargaría en sus brazos debido a que creció demasiado. Quería ver si su madre habia cambiado. Vio muchas fotos donde ella tenía el cabello corto y rubio. Y en su mente ella la recordaba con el cabello negro hasta sus hombros. Quería ver si había mas cambios en ella. Quería ver a su mamá.
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Mi Planeta es un Crepúsculo.
FanficDespués de un suceso inesperado. Evolet se ve en un nuevo y no tan desconocido planeta, uno el cual ella ama, incluso mucho antes de siquiera conocerlo en carne propia. Su espíritu aventurero le hace querer estar y permanecer en esas nuevas Tierras...