Capitulo 22.

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-¿¡Brasil!?

En su rostro no cabía la sorpresa, sus mejillas parecían doler ante tal sonrisa que mostraba. Miraba con anhelo las luces que eran la ciudad de Brasil, demasiado hermosas y luminosas debido a la oscuridad se la noche, las contemplaba a través de la pequeña ventana del avión privado que habia contratado su esposo.

-Asi es, supuse que te gustaría- comentó él feliz por la felicidad de su esposa.

-¿Gustarme? ¡Me encanta!

Edward rió ante la emoción de su rubia. La abrazo pir detras y colocó su barbilla en su hombro mirando también a través de la ventana las luces de la hermosa ciudad.

-¿Sr. Cullen?

Edward volteó ante la voz de la azafata, y Evolet lo hizo por pura inercia.

-¿Si?

-Ya vamos a aterrizar- anunció antes de darse la vuelta desapareciendo en un pequeño pasillo.

Evolet tomó el cinturón de seguridad abrochandolo y ajustandolo bien a si cintura. Miró con curiosidad y algo de incredulidad como su esposo hacía lo mismo. Él la miró y le guiñó un ojo.

-¿Porqué te abrochas el cinturón?- preguntó burlona.

-¿Porqué lo haces tu, rubia?- contraatacó divertido.

Evolet abrió y cerró la boca un par de veces sin saber que decir, hasta que dijo lo primero que vino a su mente.

-Pueda que se inmortal, pero eso no significa que no pueda salir lastimada en caso de un accidente- comentó divertida, mas se arrepintió al segundo de decir eso al ver el rostro preocupado de su esposo.

Edward se quedó pensativo en ese momento, y Evolet sabia que era lo que pasaba por su mente y deseo no haber abierto su bocota, no quería que su esposo pensara de nuevo en esa situación que habian estado discutiendo desde que subieron al avión. Cuando el apuesto vampiro pretendió decir algo, la rubia lo detuvo:

-¡Oh, no, Edward Cullen! No empezaremos esa conversación de nuevo- espetó de malas.

-Es peligroso, rubia.

-Prometiste intentarlo. Sino funciona, no pasa nada- murmuró acariciando el rostro afligido de su esposo.

-No quiero lastimarte...

-No lo haras.- aseguró- Al menos, no con intención. Me curo rapido- agregó con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

-Es tan fácil para ti. Pero, para mi, el solo pensar que puedo llegar a matarte...- Evolet no le permitió decir mas, por lo que atrapó su boca con sus labios, en un beso que le demostró cuanto confiaba en él.

Edward suspiró entre el beso, sabiendo de antemano que habia prometido intentar hacer el amor con ella. Él sabia como era las sensaciones ahora como un vampiro, lo que puede provocar la entrega fisica de uno, puede alterarlo en sobremanera. Había hablado con su padre al respecto y le dijo que no debia preocuparse, pues Evolet ya lo habia alterado bastante y que confiaba en él, sabia que jamas lastimaria a su esposa.

-Lo prometiste. Confío en ti, colmillos.

-Cumpliré mi promesa, rubia.

(((****)))

Evolet reía emocionada al ver a todo ese gentío en lo que parecia ser una fiesta callejera, todos los paisanos parecían disfrutar de la música que tocaban la gente de barrio. Muchos bailaban de manera unica y el espíritu aventurero de la rubia no se hizo esperar, por lo que pidió a su esposo que detuvieran el auto, ese que los transportaba a otro lugar que ella no sabia donde, para así ir a bailar con toda esa gente.

Mi Planeta es un Crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora