the things you say and the things you do surround me (Pt. II)

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Where were you when I was burned and broken?
While the days slipped by from my window watching?

James entendía que tarde o temprano debía tomar una decisión. Pero era sencillamente difícil. 

No porque no supiera lo que quería, o porque sus sentimientos estuviesen confundidos... No lo estaban.

Y ese era el problema.

Steve formaba parte de él de la misma forma que él sabía que era parte esencial de la del rubio. Se amaban, y eso nadie podía cambiarlo.

Pero no podía volver.

Jamás dudó de que era la única persona para la que Steve tenía ojos, pero eso no quitaba el hecho de que no se sentía amado. Estaba cansado fe esperar y esperar a que algún día el otro se levante y mire a su alrededor desde otra perspectiva.

De que sonriera por las mañanas.

De que diera alguna mínima señal de que se sentía feliz a su lado.

De que, al menos por un minuto... dejara de correr de un lado a otro y se fijara en él, porque no hacía falta ser psicólogo para saber que él no estaba bien, y que no era feliz. 

No iba a echarle la culpa de todo, claro que no. Porque las cosas en su trabajo no iban bien, la gente en las calles y la prensa lo volvían loco y su autoestima pues... debía trabajar en ello.

Pero no se quiso dar por vencido, por lo que un día se despertó una madrugada, antes de que el otro saliera a correr, y se lo dijo.

"Podrías quedarte, solo por hoy..."

"Por qué?"

"Te necesito, necesito a mi compañero."

"ay cariño. luego pasaremos más tiempo juntos, pero ahora iba a..."

"Yo creo que debes empezar a cuidar esta casa, y esta relación un poco más."

"Ya tendremos tiempo para eso."

Steve cerró la puerta, y recién entonces, dejó salir el llanto contenido. Lloró y se desahogó hasta que ya no quedó nada. Hasta quedar vacío.

Y así entendió que no había mas tiempo, si seguía esperando, se marchitaría por completo.

La noche siguiente Steve le dijo que vendría temprano, por lo que preparó una cena especial en la terraza del edificio.

Así que mientras estaban ahí, bajo el cielo estrellado que el rubio no contemplo ni siquiera por un segundo, cerró los ojos, respiró hondo e hizo su último intento.

"Steve, no estoy bien"

"Que sucede?"

"Que llevo meses sintiéndome miserablemente solo, y tu jamás lo notaste, jamás estuviste ahí."

"Oh vamos, no me apuntes así. Yo solo estaba trabajando, no de fiesta."

"A veces quisiera que no trabajes tanto, hay cosas que quizá necesiten de tu atención aquí."

"Yo solo quiero darte lo mejor."

"Yo solo necesito a mi novio conmigo"

"Quieres que renuncie, todos me odien, nos mudemos a una choza en medio de la nada y que nada más importe?"

El escepticismo en el rostro de Steve era la expresión que menos le gustaba de él. Era horrible, por lo que sus siguientes palabras fueron un intento desesperado por hacerle reaccionar de algún modo.

"Quiero irme de aquí."

"Si eso te hace feliz, vete. Espero me llames de vez en cuando"

La respuesta fría y sarcástica que recibió solo sirvió para confirmarse a sí mismo que hacer las maletas era lo correcto.

Y eso hizo, hace ya varios meses. Intentó salir adelante, conocer a otra persona... Pero no funcionaba así.

Le agradaba la compañía, y la chica lo hacía sentir especial, lo amaba. Sin embargo,  no era reciproco.

James solo se quería sentir amado por un solo individuo.

Por lo que le era muy difícil decidir si seguir con ella, o aferrarse peligrosamente a un pasado que muy difícilmente tenía retorno.

Pero... nada perdía con llamar a ver como estaban las aguas. 

N/A: No me maten, habrá parte III






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