My celluloid scenes are torn at the seams (pt. III)

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Listo amores♥

Bucky estaba desayunando en el porche de su pequeña cabaña. Era una mañana fría y el sol apenas estaba saliendo, pero él ya había alimentado a sus pollitos, recogido los huevos y hablado con Steve.

El rubio llegaría esa tarde, y si bien el no se quería dar esperanzas, estaba nervioso. Le costaba mucho creer en las palabras del otro. Eran demasiado bonitas, tan esperanzadoras... que temía que fuera todo una ilusión. 

Que nada sea diferente.

Que vuelvan a ser promesas vacías.

Es por eso que no se quería conformar con una simple llamada. Le pasó su dirección y le dijo que lo escucharía sin ningún compromiso de volver.

Aunque no iba a decirle... que aún usaba el collar que le había regalado.

Que volvió a agendar su número.

Que rompió con su novia.

Que si todo salía bien, estaba listo.

***

Era casi mediodía y hacía varios minutos que su moto estaba detenida a menos de trescientos metros de la granja. 

A lo lejos podía ver los establos, la cabaña y una figura correteando al rededor de un árbol, un perro.

Bucky le había dicho que quería un perro una vez, y a el se olvidó completamente.

Como tantas otras cosas, seguramente.

"Mierda, no sirvo para esto"

Y él alguna vez se creyó fuerte? Já!

No, su fortaleza venia de otra parte, de otra persona. La que en ese momento salió de la granja y lo miraba a lo lejos.

Su corazón latía a más no poder, y si en algún momento pensó en huir, eso se disipó por completo. Sus pies corrieron hasta él por instinto.

Una vez que estuvieron frente a frente, estrecharon sus manos, sin poder evitar que ambas pieles se erizaran.

"Hola"

Dijeron a la vez. Sería acaso una señal?

Dejaron atrás la incomodidad y se dirigieron adentro de la bonita propiedad. Bucky le presentó a su galgo, le mostró el establo a simple vista y preparó café para que ambos charlen y lo disfruten en el porche.

Empezaron con intercambios cordiales, sobre cosas comunes tales como el clima, el viaje, los amigos... y luego Steve discretamente empezó su misión.

Su búsqueda de chance.

Le confesó que se había mudado, que la casa le parecía muy grande y se fue a un pequeño apartamento, lejos de Shield.

También le dijo que se compró un manual de jardinería, y varias plantas pequeñas que estaba aprendiendo a cuidar.

Y por ultimo, le repitió aquello que le dijo por teléfono, pero ahora mirándolo a los ojos, con más intensidad.

"Te extraño"

"te necesito"

"se que tu no"

"Pero por favor"

"Por favor..."

"vuelve a aceptarme en tu vida"

Bucky temblaba, por lo que se sujetó se su asiento, y también del brazo que Steve le cedía.

"Te equivocas, yo también te extraño..."

"Pero no puedo volver, Stevie"

Steve entonces tomó sus manos y se acercó un poco más.

"Entonces déjame quedarme."

Sería posible? Estaría dispuesto a tanto? Era lo que rondaba sin cesar en la mente del castaño.

"Dijiste que no querías vivir en medio de la nada"

Necesitaba estar seguro, necesitaba aferrarse a algo que este firme, y no caer a pedazos.

"Vivir en medio de la nada es vivir sin ti"

"Solo se que todo lo que soy, hago y dejo de hacer solo tiene sentido si tu me amas."

"Así que si estás dispuesto, quiero volver a hacerte feliz"

Ambos cerraron los ojos intercambiando el aliento, rozando sus narices. Ambos esperando una respuesta: Steve, la de Bucky. Y Bucky, la que le indiquen sus sentimientos.

"te amo"

fue todo lo que dijo, pero fue suficiente. Porque Steve soltó el aire contenido y sonrió; con los ojos vidriosos enfocados completamente en el hombre frente a él.

Cuando sus bocas volvieron a juntarse, una oleada de amor y deseo les pegó de lleno, invadiéndolos por completo.  Ingresaron a  la casa a ciegas, tirando todo lo que se cruzara en su camino, era sencillamente demasiado.

Todo lo que sentían.

Ambos habían sufrido, en algún momento sintiéndose rotos. Era fascinante como dos personas podían destruirse y reconstruirse mutuamente, una y otra vez.

Como ese momento, mientras buscaban la fricción de sus torsos desnudos contra una pared, y sus dientes impactando entre sí dada la brusquedad de sus besos.

Finalmente estaban desnudos, haciendo el amor frente a la chimenea de la habitación. Era la más pequeña, pero poco importaba. Ambos estaban hirviendo, sudados y acalorados.

Sus orgasmos explotaron y cayeron rendidos, tan cansados que apenas podían sostener la mano del otro, o mantener sus ojos abiertos.

Pero fue como Steve entendió, realmente lo hizo.

Que nunca se sentiría tan amado, tan glorioso...

Tan feliz...

Como en ese momento.


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⏰ Última actualización: Oct 16, 2020 ⏰

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