Capítulo 17.
Cuando los minutos siguen pasando con la misma velocidad que siempre, pero sabes que esos minutos están marcando el ritmo de tu propio corazón y le están llevando a su fin… Es cuando tienes que correr de ellos.
-¿Aún puedes caminar?
El pelinegro asiente. –Eso creo.
Gerard le mira con suspicacia. Esos bonitos ojos de Frank lucen tan cansados que cada pocos segundos los parpadeos se prolongan más del tiempo normal, además que su caminar es lento y sus reflejos torpes, porque ya van 3 veces en 15 minutos que Gerard tiene que sostenerlo antes que caiga de bruces y se rompa la nariz por tropezar con un guijarro.
Cuando emprendieron el viaje, Gerard no estaba seguro de si tenían que haber esperado un poco más por el regreso de sus amigos, su corazón decía que debían hacerlo, mientras que su mente le respondía que Pete le había implantado señales claras de que algo en la superficie había ocurrido. Que debían Huir. Después había entrado en el dilema de sí debería buscarle una salida a los túneles, o sí deberían volver en sus pasos hacia la superficie. Lo más sensato era buscar una salida, porque, ¿cómo podrían salir del castillo volviendo a él?
-¿Falta mucho?
-¿Uhm?
-Para llegar… ¿falta mucho? Tengo sueño… -Gerard sonríe, los ojos de Frank están tan cansados, y a causa de la diferencia de estaturas, cuando el más bajo lo dice Gerard le ve esa expresión desde arriba y se le hace un revoltijo de bichos en el estómago. Sonríe.
-No lo sé… solo avanza hasta donde puedas, y cuando ya no aguantes más prometo que cargaré el resto del camino.
Frank se detiene y bosteza, para luego seguir caminando. Gerard sabe que el menor sigue débil a causa de la pérdida de sangre, y que la que Patrick le ha dado no es más que la suficiente para mantenerlo con vida. Pero también sabe que sí lo deja dormir de más, podría ya no despertar. Y eso le aterra.
-Te lo prometo. –Gerard le aprieta la mano y Frank sonríe, mientras ambos siguen avanzando.
El cerebro de Gerard, perturbado por la posibilidad de Frank durmiendo y no despertando jamás, le hace idear un plan para mantenerle activo.
-Cuéntame, Frankie, cuéntame algo sobre ti.
Frank junta un poco el ceño.
-¿Qué quieres saber? No tengo muchas cosas para contar.
-Bueno, entonces cuéntame de esas pocas que sí tienes.
Frank se ríe.
-Me gusta la tarta de calabaza y crema de zarzamora. Ahora dime algo tú.
-Ah, uh… -duda Gerard, tomado por sorpresa. Se rasca la cabeza con nerviosismo.- Me gusta la sangre… no, espera, olvida que dije eso –sus mejillas se colorean un poco, algo realmente sorpréndete y nuevo para Frank que le mira asombrado ¿Los vampiros también se coloran?.- Vale, no sé qué decir, llevo tanto tiempo siendo esto que me he olvidado de lo que solía comer cuando humano.
-¿Alguna vez fuiste humano?
-Uh, supongo.
-¿Recuerdas algo? –Los ojos de Frank le miran con ese brillo tan peculiar dentro de ellos a los cuales Gerard no puede dejar de mirar. Y sonríe, porque ese pequeño humano parece tan curioso de saber más acerca de los propios demonios que quieren matarlo.
-Mi madre se llamaba Donnah. –Dice, Frank asiente pidiendo que continúe.- Nací en lo que ahora es Gran Bretaña, no recuerdo el año.
El cerebro de Gerard había archivado esos recuerdos de su humanidad tan al fondo, que no lograba traer mucho de vuelta a su memoria. Pero lo intenta, porque además de que Frank quiera saberlo, de repente él también desea recordarlo.
ESTÁS LEYENDO
Escribo pecados, no tragedias [Frerard] UBPLI1
FanfictionEllos creían que algo como eso jamás había pasado, que los pecados y las tragedias vienen de la mano. Sin excepción. Pero la eternidad es realmente larga, y la inmortalidad realmente eterna, y sería demasiado egoísta asegurar que cosas así no habían...