3. El momento de la verdad

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Amity se recargó en el asiento del coche, admirando la casa de Willow desde el lugar donde se había estacionado. Con pereza tomó su celular y abrió su chat con Luz, sus ojos centrándose en el tan esperado y temido mensaje de su novia donde la saludaba y le pedía hablar con ella. Era una sensación extraña; estaba aliviada y ya sabía lo que iba a decir, pero eso no impedía que se sintiera nerviosa y con miedo.

Luz la citó en casa de Willow, y de todos los lugares posibles esa sonaba como la opción más lógica. Era un lugar privado, no un parque o un restaurante donde alguna persona incauta pudiera escuchar algo delicado al azar. También era de una persona que conocía la situación y que podría darles espacio. Quizá sería menos intimidante si no se tratara de Willow. Amity tenía un largo tiempo de conocerla. Hablar con ella siempre era como hablarles a sus errores del pasado y un fuerte recordatorio de como estaba lejos de ser la figura perfecta que todos pensaban que era. No le gustaba.

Al salir del auto cerró la puerta con demasiada fuerza y emprendió camino hacia la casa con sensación nerviosa. No ayudó a hacerla sentir mejor reconocer que el inmueble estaba exactamente igual a como la recordaba, y eso había sido hace más de una década. Los mismos colores, los mismos acabados, incluso el gnomo de la entrada y la cortadora de césped roja dejada al lado de la puerta eran idénticos. Con temor subió las pequeñas escaleras de la entrada y se quedó frente a la puerta sin saber qué hacer hasta que se aventuró a tocar el timbre.

La alfa se sobresaltó al ver la puerta abrirse repentinamente. Habían sido solo unos segundos, como si Willow hubiera estado tocando la manija a su llegada. La chica la miraba con una cara de seriedad, o quizá solo era el reflejo del sol en sus lentes. No decía nada, lo cual hizo sentir más incómoda a Amity.

—Hola... ¿está Luz? —Amity saludó con su mano, haciendo un intento de sonrisa que se vio muy falso—. Ella me citó aquí...me dijo que viniera a esta hora. —Por alguna razón sintió la necesidad de aclararlo.

—Sí, se encuentra adentro. —La expresión de Willow no cambió. Tenía ese rostro serio, ligeramente severo.

Amity hizo un sonido de afirmación, no sabiendo cómo debería proceder a partir de ese punto. Al final, sus peores temores se hicieron realidad. Se sentía acorralada, como un animal directo al matadero gracias al silencio de la otra chica, además del hecho de que no se había quitado de la puerta.

—Uhm... ¿puedo pasar? —La alfa sintió gotas de sudor caer por su frente. No necesitaba ser un genio para saber que Willow estaba muy enojada.

—Adelante. —Willow abrió más la puerta y se apartó.

Amity entró lentamente y con timidez, como si fuera una invitada no deseada, aunque sentía que la verdad no distaba mucho de eso. Para empeorarlo, la sala de estar fue como un viaje al pasado, estática en el tiempo a la última vez que estuvo ahí hace muchos años. Seguía siendo esa pequeña, humilde casa, con los mismos muebles y decoración a pesar de que los padres de Willow trabajaban mucho. Amity admiró algunas fotografías que estaban junto a la entrada, eran de la infancia de Willow y a cada retrato ella se hacía más grande. Sus ojos se centraron en una en especial, eran Willow y Luz bastante menores, jugando en los columpios de un parque.

—Luz está en mi cuarto. —La voz de Willow la distrajo de sus pensamientos, siendo repentinamente consciente de lo que sucedía a su alrededor—. Si no lo recuerdas es en el segundo piso, el cuarto del fondo a la derecha.

—Lo recuerdo, pero gracias. —Quizá fue una mala elección de palabras. Hablar de algún indicio de su amistad pasada no sonaba como una buena idea en ese momento. Podría ser que Willow hubiera comenzado a perdonarla, pero ahora esa posibilidad se había esfumado.

Un evento inesperado [Lumity] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora