7. Tratos e invitaciones

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Eda contempló con desdén el hotel frente a ella. Le pareció conocido, y después de hacer un corto ejercicio mental lo reconoció como la cadena favorita de sus padres para hospedarse. Era un hotel de lujo, cinco estrellas, lo mejor de lo mejor debía admitir. Por alguna razón Lilith la había citado ahí para recoger los medicamentos de Luz, además de recalcarle que tuviera la mañana desocupada y que viniera presentable. De seguro tenía planes para ella y eso le daba un mal presentimiento.

La mujer suspiró con gesto derrotado antes de adentrarse en las instalaciones. Como esperó, atrajo algunas miradas cuando entró, aunque no entendía por qué. Hizo un esfuerzo en ignorarlo y sacó su celular, un "ladrillo" según Luz. Lilith la había citado en la suite presidencial que se encontraba en el piso 23, así que se dirigió al elevador. Sin embargo, un guardia del complejo la detuvo antes de que pudiera lograr su cometido.

—Señora, ¿tiene alguna reservación? —Eda lo miró de mala gana, ¿por qué todo el mundo la veía demasiado vieja?

—No tengo, vengo a ver a alguien —aclaró mientras continuaba su camino hacia el elevador, pero nuevamente fue detenida por el guardia.

—Por cuestiones de seguridad necesitamos corroborar esa información —respondió el hombre. A Eda se le hacía ridículo, había mucha gente caminando en los pasillos, ¿por qué solo a ella?

Soltó una carcajada ante la mirada extrañada del hombre y sacó su cartera. Después de buscar por un momento encontró lo que estaba buscando: su identificación, la verdadera, y se la estiró al guardia. Cuando el hombro la verificó no podía creer lo que estaba viendo: era el sello de la familia Clawthorne, la rama principal, en una esquina de la tarjeta. Ni siquiera tuvo que ver la foto o el nombre para saber que probablemente sería despedido.

—Soy Edalyn Clawthorne, hermana de la señorita Lilith Clawthorne, y vengo a verla. —Eda tomó su identificación y se alejó del guardia de vuelta al elevador.

Eda contuvo una risa hasta que ingresó al ascensor. Debía admitir que lo único que extrañaba de formar parte de la alta sociedad era engañar a la gente, que tendían a juzgarla tempranamente por su apariencia desaliñada. Faltarle el respeto era como hacerlo a la familia misma, una sentencia de muerte cuando provenías de una larga dinastía. El suceso la había puesto de tan buen humor que llegó tarareando hasta la habitación de su hermana. No fue difícil encontrarla, era el único cuarto en todo el piso.

—Edalyn —saludó Lilith ligeramente emocionada una vez que abrió, aunque lentamente su expresión fue transformándose en una mueca de asco—. Creí decirte que vinieras presentable.

—Hey, vengo formal. —Eda le señaló su vestuario con gesto enojado: un traje color café con botas del mismo color. Es cierto que estaba un poco sucio y viejo, lo encontró en unas rebajas increíbles hace unos años, pero no era tan malo—. Es lo mejor que tenía.

—No sé como te dejaron subir con eso. —Lilith se llevó una mano a la cara con decepción, dejando pasar a su hermana a la suite.

—Casi no lo hacen —recordó Eda soltando una carcajada mientras se lanzaba en un sofá de la sala. Chifló al observar la habitación, era tan bonita—. Debiste ver la cara del guardia que me detuvo al saber que era yo, casi se le sale el alma.

—Sigues siendo tan irresponsable como siempre —respondió Lilith, mientras se sentaba en otro sillón cerca de su hermana.

Hubo un tenue silencio. La CEO se encontraba pensativa mientras tomaba una taza de té. Parecía que estaba estudiando antes de que su hermana llegara, ya que había algunos portafolios y hojas regadas en una mesa del centro. Eda se preguntó si eso tendría que ver con los planes que tenía para su mañana, pero decidió no preguntar. Siendo honesta ni siquiera sabía que esperar de todo esto. Sus sentimientos eran confusos.

Un evento inesperado [Lumity] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora