Capítulo 19: ¿Qué he Hecho?

56 12 24
                                    

Los dos policías caen mareados en la sala, con sus vistas borrosas y un agobiante zumbido en sus tímpanos tras esas explosiones de lo que seguramente fueron granadas aturdidoras.

La oficial Romero se halla en el suelo, con los ojos cerrados y tapándose los oídos, como si eso fuera a detener el maldito sonido que causó a ambos la explosión.

Su compañero por otra parte, está tumbado en las escaleras. El hombre saca todas sus fuerzas y se levanta débilmente, apenas logrando quedar arrodillado. Sus afectados ojos se elevan hacia la barandilla, aunque lo ve todo borroso, él aún así se da cuenta de que Puzzler ya no está ahí parado.

El oficial aprieta los dientes, tomando del escalón su escopeta. Y una vez más poniendo todas fuerzas, logra levantarse al fin. Por lo que tambaleándose con dificultad, sube los escalones al segundo piso.

Una vez en la segunda planta, con vista nublada y oídos ensordecidos, Paul nota una encapuchada y enmascarada presencia en el oscuro y cerrado pasillo.

—¡Alto ahí, bastardo! —levanta todo tembloroso su escopeta.

Por lo que él observa, Puzzler alza sus manos, mostrando un cuchillo sostenido en una de ellas. Poco a poco da pasos aproximándose al oficial, quien en su nerviosismo y estado, no tiene más opción que jalar el gatillo de su arma, y así atravesando el estómago del asesino en una sangrienta escena. Acabando con Puzzler inmóvil en el suelo.

Morris suspira y camina hasta el cuerpo del enmascarado, agachándose a un lado de este. No obstante, recuperando de a poco la vista, nota algo extraño en la apariencia del asesino. No lleva la misma chaqueta con capucha de hace rato; no lleva ni la funda en su pierna, ni el machete guindado en la espalda; pero del cambio que más se percata es en la máscara, la cual ya no lleva esa particular boca de rompecabezas.

Bastante extrañado ya, Paul levanta la mano en la que la atacante persona sostiene el cuchillo, tan solo para darse cuenta de que el objeto punzante está amarrado con cinta plástica en ella.

—Oh, no —pronuncia con nervios, para después colocar su mano sobre la máscara, y en un veloz movimiento, quitársela al individuo solo para ahora llevarse la desagradable sorpresa de que la persona que acaba de matar se trata de la víctima desaparecida: Karla Muñoz; con una cinta pegada a la boca, lo que le impedía hablar—. Maldita sea —execra, tapándose la cara con frustración— ¿Qué he hecho?

De modo imprevisto, una puerta al lado del desconcentrado hombre se abre con violencia, saliendo del cuarto con su machete doble el verdadero Puzzler.

El oficial toma su escopeta y se levanta apresurado, pero apenas este se voltea, el sádico asesino le mutila al hombre la misma mano que sujeta el arma; cayendo esta al suelo acompañada de una delgada rebanada carnosa de la muñeca, que sale rodando a unos centímetros de ahí.

Los gritos de sufrimiento del policía resuenan en ese estrecho pasillo, al mismo tiempo que retrocediendo se tropieza con el cadáver de la joven Karla.

Morris cubriéndose la gran herida de su mano, se arrastra intentando alejarse del que será su verdugo. Por otro lado, este último camina a paso lento hacia su víctima, teniéndolo a casi nada cerca de sí. Hasta que empuñando con fuerza su arma de doble hoja en un ágil movimiento, Puzzler le rebana la cara entera al oficial, quien de inmediato responde al dejarse caer por completo al suelo sin ningún rastro de vida; mostrando en su ya inexistente rostro los dientes, la lengua, la carne, e incluso parte del cerebro. Todo eso sin contar las grandes cantidades de sangre que surgen de sus heridas.

—Y nunca pensé que tú fueras a pasar por esto —susurra el enmascarado, agachándose para sacar del bolsillo del cadáver el mismo celular al que envió los mensajes—. Todavía falta tiempo para esa parte —coloca el aparato en el suelo, para una vez que se incorpora, soltarle fuertes pisones al teléfono. Son al menos ocho pisotones que da con sus duras botas negras, hasta que con una novena pisada, el celular queda destrozado—. Listo, fuera de lí... —unos disparos en su espalda lo interrumpen.

El Caso PuzzlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora