Capítulo 22: El Rompecabezas (Parte 2)

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—Oye, ¿estás bien? —pregunta James al ver distraído a su acompañante.

—¡Sí! —reacciona al instante—. Solo no podía dejar de pensar en los muertos, es todo. Continúa.

—De acuerdo —vuelve al tablero—. Al día siguiente nos enteramos de la desaparición del maestro Perkins, encontrando pruebas de que se acostaba con la alumna Karla Muñoz, que más tarde ese día, desaparecería. Pero fíjate en esto, que es muy interesante: cuando voy camino a la casa de los Muñoz, unas de mis llantas se jode por culpa de un cuchillo Karambit. Lo que me lleva a pensar que ese cuchillo lo debieron enterrar en el momento en el que nosotros estábamos investigando la casa de Perkins.

—Eso quiere decir que, una de dos, o ese mismo tipo que te dañó la llanta se fue velozmente a casa de la chica; o confirmaría mi teoría de que son dos asesinos trabajando en conjunto.

—¿Y sabes algo curioso? —se acerca—. Broker, que normalmente no se perdía nada sobre este caso, no lo vimos en ninguna de las escenas del crimen —susurra.

—Yo nada más lo ví aquí en el departamento haciendo sus comentarios repulsivos, que incluían a tu esposa, de paso.

—Ese imbécil —niega con la cabeza—. Bueno, prosigo. Luego Puzzler entra al hogar de los Muñoz, los atonta con su gas tranquilizante y secuestra a la chica. Rato después en el hospital, obtendríamos de parte del padre de la chica la descripción del aspecto del asesino, notando que parte del disfraz y su armamento pertenecen a otros casos en los que trabajamos, por alguna extraña razón.

—Claro, como los machetes del Carnicero de Compton; las máscaras de paintball de Alex y Eddie; y los cuchillos Karambit de Randall Ferrer —repasa Ramírez.

—Y hoy muere la joven Karla, con un texto incompleto debido a un escopetazo causado por el oficial Morris, quien muere un día después de haber puesto la denuncia contra Broker. ¿Posible venganza personal? Porque hasta ahora, ¿qué otra razón habría como para matarlo a él y dejar vivir a Romero dos veces?

—Es una buena pregunta, pensándolo bien. Sobre todo teniendo en cuenta su cercanía con el teniente Gonzales. ¿Crees que ella sea una cómplice? —pregunta a paso lento, con duda— ¿Y Puzzler le hacía heridas para hacerla pasar como una víctima más?

—No lo sé —Hamill camina cabizbajo y se apoya sobre su escritorio— En este caso hay muchas coincidencias y cosas raras. Todos son sospechosos.

—Ok, entonces, solo nos faltaría deducir el mensaje destrozado de Karla Muñoz —Aaron observa fijo la foto en el tablero, mientras se pone su mano en la barbilla— "Empieza seco y... gajoso..."

James levanta la cara pareciendo haber obtenido una idea. Se despega del escritorio y camina de vuelta al tablero.

—Podría ser: "Empieza seco y termina pegajoso" —rota sus abiertos ojos a su amigo—. Carajo, Aaron, ¿aún no lo entiendes? Es un chicle. ¿Quién de las personas que conoces en este departamento solía mascar chicle a cada rato.

—¡Broker!

—¡Exacto! —asiente con rapidez—. Luego el capitán Bullock tiene un accidente al día siguiente de botar de manera conflictiva al abusador detective —termina James de explicar.

—Carajo, todas las pistas lo llevan a él. Pero entonces, ¿quién será el cómplice?

—Hasta ahora, las pistas nos llevan hacia una sola persona —Hamill toma una foto de Broker y la pega al tablero—. Creo que deberíamos darle una visita sorpresa al ex-detective y confirmar nuestras ideas, y si llega a ser él, le haremos escupir quién es el otro —se da la vuelta y con algo de prisa camina hasta salir de su oficina.

El Caso PuzzlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora